domingo, agosto 29, 2010

...Una Foto... Capítulo 24: La Fiesta de Graduación

Recién pasaron las fiestas Sofía volvió al apartamento. Andrea se mudaría en los días próximos, y Darío disfrutaba a su familia un par de días más.

Cuando Sofía revisó el buzón del apartamento encontró una misteriosa carta que iba dirigida a Andrea. La carta no traía remitente, era bastante misteriosa. La chica guardó la carta para poder entregarla a su amiga en cuanto la viera.

La fiesta de graduación se celebraría el siguiente fin de semana y los tres amigos, por separado, comenzaron a prepararse. Debido a la fiesta, Andrea decidió aplazar unos días más su mudanza de regreso al apartamento. Sin embargo las chicas planearon verse para comprar juntas sus vestidos; plan que no se concretó ya que la madre de Sofía decidió sorprenderla regalándole a la chica un hermoso vestido. Por alguna u otra razón Sofía no podía entregar a su amiga la misteriosa carta. Darío tenía más que listo su smoking de gala, no estaba acostumbrado a utilizar este tipo de atuendo, pero su madre prácticamente lo forzó a usarlo para la especial ocasión.

El sábado por la tarde la recepción de un lujoso hotel comenzaba a recibir a amigos, familiares y a los mismos graduados. Bianca y Daniel llegaron juntos, la chica lucía un nuevo corte de cabello y un sensual vestido color vino, por su parte Daniel vestía un sencillo traje y era acompañado por sus padres. Sofía entró justo detrás de ellos, el vestido azul marino que le había comprado su madre le amoldaba perfectamente al cuerpo, entró de la mano de su padre, su madre y su hermano menor iban detrás de ellos. Minutos después entró Isabella, despampanante como siempre, su peinado simple y elegante y su largo vestido rojo atrajeron la mirada de varios chicos. Junto a su hermana Andrea entró a la recepción, la chica había optado por un sobrio y fino vestido negro, los padres de la chica también la acompañaban. Flora llegó con un vestido rosa mexicano, llamativo pero no por eso menos hermoso, sus padres y sus hermanas también asistían a la graduación. Paulo y Fausto llegaron juntos, nadie los acompañaba, los dos amigos lucían casuales y modernos. Casi al final llegó Darío, acompañado de sus padres, sus hermanos y sus sobrinos. Era bastante numerosa la familia de Darío, pero ningún miembro quería perderse tan importante momento en la vida del joven.

El director de la Universidad se encontraba al centro de la pista, listo para dar su tradicional discurso. Cuando todos se encontraban en sus asientos el discurso comenzó.

"Es para mi una satisfacción estar aquí para presentarles a los nuevos precursores del arte quienes volarán al mundo real, una vez más me siento complacido al ver que después de años de constancia y estudio estos jóvenes alcanzan la meta y ya preparados van a por sus sueños. Estoy seguro que habrá muchos éxitos como éste en sus vidas. Los Felicito y me siento muy orgulloso de ustedes. Ahora si, que comience la fiesta".

Justo el director terminó de hablar, la música comenzó a sonar y las luces se apagaron para dar lugar a la iluminación de la pista de baile. En un par de minutos la pista se abarrotó de gente. Bianca y Daniel, Paulo y Sofía, Andrea y Flora, todos bailaban alegremente. El único ausente era Darío.

-No estés tan desanimado Darío, ven vamos a bailar- dijo alguien a la espalda del chico quien no tenía ni la más mínima intención de bailar, volteó la mirada a pesar de estar seguro de quien se trataba. Era Isabella. La chica lo tomó de la mano y después de un leve forcejeo Darío accedió. Cuando Sofía y Andrea vieron a su amigo con Isabella se quedaron estupefactas, y a la vez les alegró ver a su amigo divirtiéndose.

Y así era, el chico se desconectó del mundo y sólo movía su cuerpo, veía a Isabella pero su mente estaba en blanco, la música era su única guía, sonreía, disfrutaba el momento.

Minutos después sirvieron la cena, los amigos estaban sentados juntos. -Con que bailando con Isabella- dijo Sofía a su amigo dándole un codazo. -Bueno, no podía ser grosero, además creo que ya me faltaba divertirme- respondió su amigo con una sonrisa en su rostro. -Debes ser cuidadoso Darío, no queremos que vuelvas a sufrir por amor, y más si ya la habías superado- dijo Andrea con su cotidiano tono preocupado. -Tranquila Andrea, no pasa nada, superada está y estará de ahora en adelante, pero eso no me impide bailar con ella- Darío trataba de tranquilizar a sus amigas, el chico sabía que no le creían del todo, pero el tiempo le daría la razón a quien la tuviera.

Después de la cena siguió el baile, Darío fotografiaba cada divertido momento de la celebración. Como en todas las fiestas el tiempo fluía como agua derramándose. La música cambió de repente a un ritmo más tranquilo y romántico, muchos asistentes desalojaron la pista, incluidas Andrea, Flora y Sofía.

Cuando las chicas estaban a punto de tomar asiento alguien se acercó tomando a Sofía del brazo. -¿Quisieras bailar conmigo?- era él, con su aire seco y orgulloso, pero él a fin de cuentas. La chica aceptó al instante y se dirigieron a la pista de baile.

Pronto Darío se percató de la nueva pareja que bailaba en la pista. Eran Fausto y Sofía, quienes con un suave compás se movían al sonido de la música. Darío no perdió el tiempo y con su cámara fotográfica capturó el momento tan soñado por su amiga. La música terminó después de unos minutos y las luces fueron apagadas.




En una pantalla de comenzaron a proyectar fotografías de los alumnos ahora graduados. El anuario, las fotos con togas y birretes. Fotografías de los participantes del concierto. Una que otra fotografía graciosa y las mejores: fotografías de grupos de amigos. Cuando la proyección casi terminaba apareció una fotografía de Sofía, Darío y Andrea en su primer semestre, abrazados, sonriendo.

Los tres amigos se miraron y entre risa y las lágrimas se abrazaron. -Hasta noveno y más- dijo Andrea con voz entrecortada por la emoción. -Basta de cursilerías, vamos a divertirnos- respondió Darío después del largo y emotivo abrazo.

La música comenzó a sonar nuevamente y los chicos fueron a bailar a la abarrotada fiesta, ya no había parejas; todos los graduados, conocidos y no conocidos, bailaban en un gran círculo. La fotografía oficial fue capturada en ese momento, todos los graduados al centro de la pista.

Era ya de madrugada cuando una banda de rock integrada por alumnos de la escuela cerró oficialmente la graduación. Cuando la banda terminó de tocar todos comenzaron a levantarse de sus asientos y tomar sus cosas.

-Nos vemos el lunes, tengo que pasar por unas cosas a la universidad y después regresaré al apartamento-dijo Darío a sus amigas. El chico regresaría , después de una larga estancia en casa de sus padres, al apartamento. Sus amigas se despidieron de él y el chico se marchó con su familia.

-Yo también me voy, mañana temprano comenzaré a llevar mis cosas al apartamento- dijo Andrea a Sofía. -Está bien, te veo mañana. ¡Espera! Antes de que te vayas debo darte algo- respondió Sofía mientras sacaba de su bolso la carta que había llegado al apartamento para su amiga. Andrea no prestó atención a la carta y se despidió de su amiga.

Sofía se disponía a marcharse, sus padres le propusieron que pasara la noche en casa pero la chica prefirió regresar al apartamento. Se despidió de su familia en la entrada del hotel y subió a su auto.

Mientras Darío conducía camino a casa de sus padres pensaba en lo bien que lo había pasado con Isabella y en la débil pero eterna llama de atracción que sentía hacia ella. Corina aparecía en sus pensamientos y dicha llama se apagaba al instante, aunque minutos después resurgía leve y silenciosamente.

Andrea miraba la empañada ventana del auto, por fin su vida tomaría otro rumbo, ahora estaba lista para crecer, regresaría al apartamento, de donde nunca debió haber huido. Recordó la carta que le había dado su amiga Sofía. Abrió su bolso y la tomó entre sus manos. La carta no traía remitente, pero cuando identificó la letra que había escrito el destinatario cerró el puño con todas sus fuerzas, arrugando así la carta.

Sofía conducía por la solitaria y fría carretera. Tenía varios días que el neumático frontal izquierdo de su auto hacía un sonido extraño, la chica no había prestado atención a tal ruido. Sin embargo, esa noche en medio de la nada el sonido empezó a empeorar, hasta que el auto se detuvo por completo y comenzó a sacar humo. La chica no podía creer lo que estaba pasando, dijo un par de malas palabras, intentó llamar a sus padres sin éxito alguno, se comenzó a resignar, creía que pasaría la noche dentro de su auto frío e incómodo. Cerró sus ojos y apagó la radio. Por unos minutos estuvo ahí, escuchando el silencio. Un "toc-toc" en su ventanilla la obligó a abrir los ojos. En medio de la empañada ventana pudo distinguir el rostro de Fausto.

 ...Esperen MUY Pronto el capítulo 25...

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