jueves, agosto 12, 2010

...Una Foto... Capítulo 16: Un Cumpleaños para recordar toda la vida. Sofía dice adiós a Héctor.

Sofía estaba lista. Era su noche, su cumpleaños, su fiesta. Había alaciado su cabello,y vestía un corto y escotado vestido plateado. Todo estaba listo, sabía que las cosas no iban bien con Héctor, pero disfrutaría solo esta noche. Su noche.

En la Sala del apartamento ya la esperaban Andrea, Darío y Corina. -¿Qué pasa con Flora?- preguntó la festejada al ver que la chica no se encontraba esperándola. -Flora me dijo que no podía venir, que se quedará a dormir hoy en su casa- dijo Andrea muy apenada. -Y ahora, ¿Qué haremos? ¿Por qué no me dijo antes? Es complicadísimo conseguir una reservación en ese lugar, ¡No arruinaré la noche solo porque Flora no pudo ir!- y diciendo esto Sofía tomó su teléfono móvil y llamó a Paulo.  Paulo era  un gran amigo de la universidad, quien además era el otro invitado de Sofía.

-Paulo habla Sofía, tengo un lugar disponible para esta noche, una amiga me canceló. Invita a una chica, a tu hermana o a un amigo, necesitamos ser los ocho para poder entrar, por favor no me falles- dijo Sofía al teléfono.

-¡De dónde quieres que saque a alguien! En fin, déjame ver a quien persuado para que me acompañe, dame media hora- dijo Paulo colgando su teléfono móvil.

Con los nervios de punta por creer que su noche podría estar arruinada Sofía tomó las llaves de su auto, les dijo a sus amigos un seco "Vámonos" y tomaron camino hacía el codiciado club. Estaban a unas cuadras de llegar cuando en un rojo de semáforo Sofía golpeó el volante y gritó. -¡Soy una estúpida!- tomó su teléfono móvil, pero al intentar realizar la llamada no tuvo éxito. -¿Me puedes explicar qué te pasa?- preguntó Andrea a su amiga con descooncierto. -Paulo llevará a Fausto, el siempre ha sabido que Fausto me encanta, lo va a llevar, y ahora no me contesta- respondíó Sofía intentando llamar a Paulo nuevamente.

La chica no había recordado que Paulo era el mejor amigo de Fausto y que, por la forma de pensar de su amigo llevaría a Fausto para tratar de ayudar a Sofía. -Lo traerá a el, lo conozco- pensó Sofía en voz alta. -y dime Sofía ¿No te gustaría festejar con Fausto?- preguntó Darío a su amiga.- Pero claro que me gustaría festejar con Fausto, pero Héctor me invitó y el estará ahí y Héctor es mi... mi...- le costaba trabajo a Sofía admitirlo, pero a pesar de sus atenciones y buenas intenciones Héctor no era más que un amigo a diferencia de Fausto, que constantemente visitaba los sueños de Sofía por las noches.

Llegaron por fin al club, en la puerta estaban ya Héctor y su amigo. Sofía saludó a Héctor con un beso en la mejilla y le agradeció por haber conseguido entradas para ese lugar. -Te ves hermosa Sofía, te traje esto se que no es nada, pero quería que la tuvieras- dijo el chico dándole a Sofía un pequeño sobre. La chica lo abrió y dentro de él había una pequeña foto de Héctor con una anotación detrás que decía:

"Espero siempre lleves esta foto, así como yo te llevo en mi corazón. Te Amo. Héctor"

Sofía abrazó fuertemente a Héctor y le agradeció nuevamente por todo lo que había hecho por ella. Justo cuando soltó al chico llegó su amigo Paulo y como ella lo sospechaba iba junto a Fausto. -!¿ Por qué no me contestabas el teléfono?¡- preguntó Sofía a su amigo mientras entraban al lugar. -Lo siento, no lo escuché-dijo Paulo. -¡MENTIRA!- dijo la chica jalando la manga de la camisa del chico. -Puede ser, pero ahora disfruta, que es el mejor regalo que te pude haber traído- dijo Paulo sonriendo irónicamente.

El club era mejor de lo que habían imaginado, con modernas lámparas y luces, cómodas y pequeñas mesas con sillones y una gran y abarrotada pista de baile. Sofía no se hizo esperar y se dirigió a la pista de baile, Héctor la siguió y bailaron juntos por un muy buen rato, a pesar de todo, como pareja de baile eran magníficos. Corina y Darío bailaban juntos y Andrea bailaba junto con Paulo; Fausto y el amigo de Héctor empezaron a beber y a platicar. La música era realmente buena y como lo había esperado Sofía estaba disfrutando al máximo.

Después de un rato de baile regresaron a la mesa y pidieron deliciosas bebidas de sabores.-¡ESTÁ FANTÁSTICO EL LUGAR!-dijo Darío a su amiga, quien casi no lograba escucharlo. La noche y las bebidas comenzaron a fluir rápidamente. El club estaba en su máximo apogeo todos lo estaban pasando de maravilla. Llevaban ahí varias horas, era una celebración fenomenal para Sofía, la cual estaba apunto de mejorar.

Mientras Sofía bailaba con Paulo pasó algo inimaginable. Fausto se acercó y pidió a su amigo le cediera el lugar para poder bailar con Sofía. Andrea y Darío observaban desde la mesita lo que sucedía y miraron a su amiga con cara de sorpresa. Sofía aceptó bailar con Fausto. Justo en ese momento, la música cambió, el ritmo era más tranquilo, romántico. Fausto tomó a Sofía por la cintura y la acercó hacia el, comenzaron a bailar acompasada y detenidamente. Andrea tomó desde la mesita una fotografía al mágico momento. Todos miraban a la pareja, que estaba ya en el centro de la pista, se miraban a los ojos, parecía que habían ensayado ese baile varias veces, Sofía ya no escuchaba la música, no veía a la gente, solo miraba los negros ojos de Fausto y se dejaba llevar por él. -Recuerdo la última vez que bailamos- dijo la chica. -Creo que las cosas no pasaron de la mejor manera- respondió Fausto. Siguieron bailando y Sofía abrazó al chico. La canción terminó y el chico le dio a Sofía un beso en la mejilla, muy cerca de la boca.


-¡No lo puedo creer!-dijo Sofía unos minutos después en el baño de chicas mientras contemplaba la foto que Andrea había tomado. -Creo que Paulo tenía razón, es el mejor regalo- le respondió Andrea mientras se retocaba el maquillaje. La puerta del baño se abrió rápidamente. -Sofía, es Héctor, está armando alboroto con Fausto- dijo Corina apenas asomando la cabeza por la puerta del baño. Inmediatamente, las tres chicas se dirigieron a la mesita.

Ahí estaban Héctor y Fausto frente a frente armándose de palabras; Darío y Paulo estaban deteniéndolos ya que parecía que en cualquier momento comenzarían a golpearse. La ruidosa música impedía escuchar lo que se decían, Sofía solo podía ver el rostro de Héctor bastante enfadado. Sin pensarlo, la chica tomó a Héctor por el brazo y lo dirigió fuera del club.

-¡¿Héctor que te está pasando!?- dijo muy molesta la chica cuando ya estaban afuera.-Te estaba besando, lo vi, no me digas que no- contestó el chico con aliento alcohólico.-Basta Héctor, me dijiste que ya no eras el mismo de antes y con estas actitudes me demuestras todo lo contrario- dijo la chica tomándolo por los brazos.-Perdóname Sofía, es que yo... yo te amo- dijo el chico muy apenado por lo que había sucedido. -Héctor, es que yo no puedo corresponderte, ¿No te has dado cuenta? no congeniamos, de verdad lo intenté pero no puedo quererte más que como amigo- Sofía no creyó que fuera el momento pero confesó lo que hacía tiempo quería contarle a Héctor.- Es por el ¿Verdad? Es por el tal Fausto- dijo el chico apunto de derramar lágrimas de tristeza.-No, no es por el, yo se que Fausto y yo jamás seremos nada, simplemente mi corazón no lo entiende así, perdóname Héctor, pero esto no puede seguir- la chica lo abrazó y entró al club, hizo señas a todos de que era hora de irse.

En cuanto salió su amigo Héctor se marchó sin decir una palabra. Paulo y Fausto de despidieron dispuestos a irse también. Cuando Fausto se acercó a despedirse de Sofía le dijo.-Perdón por arruinar tu cumpleaños, no era mi intención,  espero verte pronto- y dándole un beso en la mejilla el chico se marchó.

Darío conducía camino de regreso al apartamento, pasaron a dejar a Corina, el ambiente dentro del auto era silencioso y serio. Sofía se sentía muy extraña por dentro, había disfrutado una magnífica noche y a pesar de eso no lograba sentirse bien; su cumpleaños fue mágico, con príncipe azul y toda la cosa; pero lejos de ahí había un príncipe rojo o tal vez naranja que sufría porque ella no le había correspondido. La chica se sentía terrible por lo que había pasado con Héctor y por no haber aprendido a quererlo, pero pensó en lo que su mamá siempre le decía "En el corazón no se manda". Sacó de su bolsillo la fotografía de Héctor y la presionó fuertemente a su pecho. Sabía que ese sentimiento de culpabilidad tardaría en sanar, pero de momento, prefería quedarse con el más bello recuerdo de su cumpleaños: El tiempo de baile con Fausto... Esperen Pronto el capítulo 17...



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