jueves, junio 23, 2011

Memorias de Portarretrato... Capítulo 15: El Ritual del Café

Hay un viejo ritual que existe hace décadas; incluso antes de que Darío, Sofía o Andrea nacieran. Este afamado ritual bien puede servir para despabilarse y comenzar el montón de tareas de la oficina, así como para pensar en nuestros planes fututos y llenarnos de energía para emprenderlos, y porque no, para conversar por horas con una entrañable amistad; lo cierto es, que ya sea cargado, tostado, caliente o liviano, el ritual del café siempre nos da un nuevo aliento y aroma de esperanza...

Increíblemente, aunque el café era delicioso, y la atmósfera de la cafetería inspiraba a pláticar tranquila y cómodamente, Darío estaba totalmente aburrido. Contemplando la boca de Isabella hablar y hablar, de su perfecta vida, de como le propusieron matrimonio en un viaje a Inglaterra poco después de la universidad, de como compró la casa de sus sueños antes de cumplir treinta años, de la bendición de tener hijos con el amor de su vida. Un entero comercial de la vida perfeta. -Festejamos este año nuestro aniversario con una segunda luna de miel por las Islas Malvinas- dijo Isabella recordando alegre mientras sorbía un poco de café. -Pero vamos Darío, casi no has hablado cuéntame ¿Qué ha sido de tu vida?- dijo ella aun sonriente. Darío sabía que no podía comparar su vida imperfecta con la hermosa historia con final feliz que Isabella acababa de contarle, así que por un momento pensó fingir, maquillar la realidad un poco, pero no podía, no debía hacerlo, suspiró y comenzó a hablar. -Pudiera decir que mi vida era igual de perfecta que la tuya hace un par de años, cuando vivía en Milán todo era fantástico, llegaba del trabajo y recibía un beso de mi esposa, mis hijos corrían a darme un fuerte abrazo, lo que siempre soñé estaba ahí, pero no fue para siempre. Mi esposa  y yo nos separamos, y aunque ahora tengo la fortuna de que mis hijos vivan conmigo, son adolescentes independientes, ya no son los niños que corrían a abrazar a su padre en cuanto cruzaba la puerta de la casa, por ahora estoy en busca de cumplir proyectos profesionales, en fin, esa es mi vida...-dijo Darío mientras bebía un poco de café. Isabella lo miró con un dejo de compasión en sus vibrantes ojos. -Lo siento mucho Darío, no pensé que tu vida fuera así- dijo ella tomando la mano de él. Darío río un poco. -No, no lo sientas- dijo - a mi manera he sido y soy feliz, lo único que puedo decirte es que tu también lo seas, espero que tu vida siga igual de perfecta, pero no sabemos si el día de mañana lo sea- Darío hablaba serio pero convincente. Isabella lo miró, extrañada, sorprendida. La plática se tornó bastante incómoda, Isabella se sentía un poco ofendida, pero no podía evitar pensar que Darío tenía un poco de razón. Darío sabía que había ido demasiado lejos por eso prefirío guardar silencio. Curiosamente, Darío llamó a su padre anunciando lo que había sucedido en la fiesta y Darío e Isabella salieron de la cafetería...

Muchos invitados se habían marchado de la fiesta, Ricardo y Monserrat esperaban a que sus padres llegaran por ellos. -Te vi distante toda la noche, te he visto distante estos días ¿Todo bien?- se acercó Ricardo a preguntar sutilmente. El chico la abrazó y besó suavemente su cuello. -No pasa nada- dijo ella, separando su cuello de los labios del chico. -Ricardo yo...- dijo titubenado. -Creo que sería mejor que nos separemos por un tiempo- Monserrat no sonaba muy decidida, era extraño escuchar nerviosismo en su voz. -¿Qué estás diciendo?- preguntó Ricardo contrariado. -Tal vez ya no deberíamos estar juntos, deberíamos pensar mejor las cosas- dijo Monserrat con la mirada baja. Sabía que estaba haciendo mal, quería a Ricardo, pero no podía evitar las apasionadas sensaciones que Miguel le provocaba. -¿Pensar? ¿Pensar qué? Yo te amo Monserrat, eso es lo único que tenemos que pensar, ¿O acaso tu no me amas?- preguntó Ricardo desesperado. - No es que no te ame Ricardo- dijo ella casi llorando. -¿Entonces? Mira Monserrat, no hay nada que supere al amor ¿De acuerdo? así que mientras nos amemos no importa que tan distantes, enojados o indecisos estemos, estaremos juntos porque nos amamos- dijo Ricardo decidido quien secó las lágrimas de la chica y la besó suavemente.
-Ya llegaron- dijo la chica separándose de Ricardo. Darío e Isabella los esperaban en sus respectivos autos. Ricardo besó la mejilla de Monserrat, la acompañó hasta la puerta. -El amor lo supera todo, no lo olvides- dijo el chico antes de abrir la puerta a la chica para que subiera al auto...

-Todo está en orden, las cortadas fueron muy leves, no será necesario hospitalizarla- explicó el doctor a Flora y a Paulo. Greta había dormido bien toda la noche, sin embargo para asegurarse de que todo estaba en orden, sus padres decidieron llevarla a la clínica por la mañana. -Entonces ¿Ya podemos llevárnosla?- preguntó Flora aliviada. -Así es, sólo me gustaría platicar un poco con ustedes, aun no entiendo bien como sucedió el incidente- preguntó el médico. -A ciencia cierta no sabemos, dijo Paulo, simplemente soltó el vaso y cayó al suelo- explicó Paulo. -Debo decirles que es extraño, ya que generalmente cuando caemos, solemos meter las manos como reflejo para protegernos. Greta no se desmayó, simplemente cayó, no comprendo porque Greta no buscó la forma de protegerse para evitar lastimarse - explicó el médico confundido. -Perdone Doctor pero no entiendo ¿Eso es importante ahora?- preguntó Paulo contrariado. -Lo que importa ahora es que mi hija está bien ¿No es así?- preguntó Flora. -Verán, tengo la inquietud de que este accidente haya sido más bien provocado por un desorden neurológico y me gustaría hacer algunos estudios para estar seguros de que estoy equivocado-explicó el doctor tranquilamente. -Mi hija está bien doctor, sólo había bebido un poco, no es necesario, ahora, si no le molesta, iré por mi hija- respondió secamente Paulo y se marchó por Greta.
-Disculpe señora, pero es mi deber como médico informarles acerca de todas los posibles padecimientos que su hija pudiera tener, entiendo si no están de acuerdo con mi trabajo pero le recomiendo que si no es conmigo, revise a su hija con otro médico- dijo el doctor sinceramente. -Está bien, le agradezco mucho- dijo Greta quien segundos después se marchó...


Como cada noche, Miguel llegó al apartamento de Aurora para ir juntos al trabajo. La chica descendió de las escaleras muy enfadada. -Que te quede claro, que es la última vez que vienes por mi, desde ayer no te conozco y sigues siendo el mismo indigente rockero patán que insultó a Greta- dijo Aurora decidida. -¿Qué te sucede?- preguntó Miguel extrañado. -¿Qué me sucede? Si no recuerdas, ayer te vi besando a la novia de tu mejor amigo, por lo tanto, en lo que a mi me compete no eres más que un incómodo compañero de trabajo- explicó Aurora muy molesta. -Calma Aurora, te prometo que tiene una explicación, se que está mal pero...-Miguel no pudo terminar de hablar. -Pero nada Miguel, Ricardo podrá ser muy ingenuo, pero es tu mejor amigo, y estoy segura de que el no te haría lo que tu le estás haciendo ¿Sabes por qué? Porque el es un hombre, no un intento de macho que no sabe controlar sus necesidades carnales- dijo Aurora más seca y molesta que antes. -Por favor, no vayas a decirle nada- suplicó Miguel. -No lo haré, pero créeme que no lo hago por tí; la noticia devastaría a Ricardo; además yo si se lo que significa lealtad y sea como sea, tu guardaste mi secreto, así que debo ser leal por más que me moleste- dijo Aurora enojada y subió a la motocicleta...

Cuando escuchó el timbre sonar, Natalia jamás pensó que Ramiro, el amigo de Miguel era quien estaba del otro lado de la puerta. Por lo regular, aunque fueran muy buenos amigos, casi nunca visitaba la casa de Miguel. -¡Hola Ramiro! Miguel no está, ya se marchó a trabajar- dijo Natalia cortésmente. -Hola Natalia, bueno yo, no venía a ver a Miguel, mira, te traje esto- dijo el chico muy nervioso mientras mostraba a Natalia una bella flor naranja. -Ayer me la pasé fantástico platicando contigo y quería regalarte algo- confesó Ramiro casi sudando. -¡Muchas Gracias! Pero no era necesario- agradeció Natalia modesta. -Eso no es todo, traje otra rosa para tu amiga, su accidente fue lamentable, creí que querrías ir a visitarla ¿Vamos?- invitó el chico mientras extendía su brazo para que Natalia lo tomara, y en su otra mano cargaba la rosa para Greta. Natalia se sonrojó bastante. -Es un gesto muy lindo, además no he visitado a Greta. Vamos- aceptó Natalia y tomó el brazo del chico...

A la semana siguiente una inexplicable tormenta comenzó a caer en la ciudad por varios días. La intensa lluvia no paraba y había generado ya algunos percances en la ciudad. Avenidas  inundadas, apagones en algunas zones y algunos árboles caídos. Sofía entró a su oficina escurriéndo un paraguas y mientras desabrochaba su abrigo se percató del sobre que estaba en su escritorio. Al abrirlo encontró unos documentos que destrozaron su corazón. Tomó el teléfono y desesperada marcó un número telefónico. -¿Me puedes epxlicar que hacen en mi escritorio unos papeles pidiéndome el divorcio?- preguntó Sofía molesta al teléfono. Hablaba con Franco. -Lo lamento, mi intención era informarte, de verdad- dijo el al teléfono, la señal era bastante mala. Discutieron unos minutos hasta que la señal comenzó a deteriorarse. -Casi no logro escucharte pero dime ¿Es definitivo?- preguntó Sofía deshecha. Le parecío escuchar un >>Si, lo siento<< del otro lado del teléfono, sin embargo, no pudo rectificarlo puesto que la llamada se cortó. La lluvia arreció y una tormenta eléctrica comenzó a caer; una serie de rayos caía bastante cerca de la oficina de Sofía. El clima empeoraba minuto a minuto. Un hombre entró empapado a la recepción. -Sofía, se que no debo estar aquí, pero mi automóvil se descompuso a a unas calles de distancia,  la tormenta está terrible y pensé que sería mejor esperar a que se calme un poco- dijo Fausto mientras se secaba con una toalla que la recepcionista le había proporcionado.
-Calma Fausto, no hay ningún problema-  dijo Sofía mientras ofrecía a Fausto una taza de café. -Se que la campaña va muy bien, me han comentado que los resultados son bastante favorables- dijo Sofía intentando comenzar una conversación. -Así es, si todo sale como lo esperamos indudablemente obtendré el triunfo, pero ¿Sabes? he pensado estas semanas, y aunque me convertirme en gobernador es una de mis grandes metas, creo que no seré del todo feliz- confesó Fausto mientras disfrutaba su taza de café caliente. -¿Si? ¿Por qué crees eso?- preguntó Sofía interesada. -De verdad Sofía, creo que no deberíamos hablar de eso- intentó evadir Fausto. -¿Por qué lo dices?- preguntó Sofía. -Te lo voy a decir, porque creo que mereces saberlo, pero estoy completamente consciente de que no va a suceder nada, y créeme que es lo menos que estoy buscando- explicó Fausto. -Adelante- accedió Sófía. -Desde que te volví a encontrar, la meta más importante de mi vida dejó de ser la gobernatura. Me di cuenta que nada vale la pena si no tienes con quien compartir tus triunfos. Y si te soy honesto, me hubiera gustado escribir nuestra historia de otra manera y que hoy en día, estuviéramos juntos para compartir juntos nuestras metas- dijo Fausto decidio bebiendo otro poco de café. Un rayo volvió a car extremadamente cerca, tanto que la oficina se iluminó con su luz, las ventanas retumbaron por el sonido del trueno y Sofía besó dulcemente al empapado Fausto...

En alguna cafetería cerca del centro de la ciudad Leonora y Darío se protegían de la lluvia. -Esa construcción me fascinó para la escuela- dijo Darío mientras pedía un par de tazas de café en la abarrotada cafetería. -Parecía ideal, lástima que la lluvia nos impidió terminarla de ver- respondió Leonora mientras limpiaba sus gafas que se habían mojado un poco. -Gracias por acompañarme- agradeció Darío sinceramente. -Créeme que es divertido y a la vez todo un reto acompañarte, eres tan indeciso como una mujer- confesó Leonora en tono de burla. -¿Eso crees? Pues déjame decirte mi querida terapeuta, que tengo decidido el lugar desde hace ya unos días- dijo Darío decidido. -¿En verdad? ¿Y por qué seguimos conociendo lugares?- preguntó Leonora intrigada. -Porque, como tu lo has dicho es divertido que me acompañes, me fascina estar contigo- dijo Darío mientras sonreía. -Me tengo que ir, al parecer la lluvia se tranquilizó, gracias por el café- dijo Leonora un poco molesta mientras se ponía de pie. -¿Dije algo malo?- preguntó Darío extrañado. -Lo siento Darío, pero creí que había quedado claro que sólo podemos ser amigos, deberías no seguir perdiendo el tiempo si quieres abrir pronto tu escuela. Adiós- se despidió secamente Leonora...   

-¡Estás muy mojado! ¡Corre a cambiarte!- dijo Andrea a Luis quien recién había llegado de una importante jornada con la disquera. -Eso no importa ahora, tengo noticias magníficas- dijo Luis con una sonrisa de oreja a oreja. -Vamos, pondré agua a hervir para café y mientras te cambias me platicas- dijo Andrea tomándolo de la mano. -Esta mañana acabo de grabar mi primer tema para el nuevo disco. mi regreso es un hecho- dijo Luis emocionado. -¿De verdad Luis? Entonces es definitivo- preguntó Andrea entre emocionada y preocupada. -Totalmente, y si todo sale bien, podremos poner nuevamente un gran árbol de navidad en la sala de nuestra casa- dijo Luis aun más feliz. -¿Qué dices?- preguntó Andrea incrédula. -Nadie ha comprado la casa, hablé con el propietario y está muy accesible, así que en algún par de meses podré darle un jugoso anticipo y podremos regresar a casa- explicó Luis irradiente de alegría. -¡Luis es maravilloso! ¡Qué felicidad!- gritó Andrea emocionada mientras abrazaba a su marido. La puerta del apartamento se abrió y entró Aurora mojada por la tormenta.
-¡Mi mochila está totalmente mojada! ¡Mis zapatos de ballet van a arruinarse!- gritó Aurora molesta. -Vamos vamos, corre a cambiarte, yo pongo a secar tus cosas. Aurora entregó su mochila sin pensarlo y  corrió a su habitación y empezó a desvestirse. Un pensamiento invadió su mente, y sin pantalón, con un sólo calcetín corrió hacia donde estaba su mochila, pero era demasiado tarde. Andrea estaba pálida,  sostenía en una mano la peluca que Aurora utilizaba para trabajar en "Venecia" y en la otra mano tenía la fotografía de Ignacio de la Parra. -¿Quién te dio esta fotografía?- preguntó Andrea sumamente asustada. -Mamá, cálmate ¿Por qué te pones así?- preguntó Aurora extrañada. -¡No me contestes con una pregunta! ¡Dime quién te dio esta fotografía!- gritó Aurora desesperada. -¡¿Entonces es verdad?!- preguntó Aurora gritando histérica. -¡EL ES MI PADRE!- gritó la chica llorando. La tetera comenzó a silbar en la estufa. -Tenemos que hablar Aurora, vamos a tomar un café- dijo Andrea temblando de nervios. -¡No quiero hablar contigo! ¡No quiero una maldita taza de café!- gritó Aurora y salió corriendo del apartamento. Luis intentó alcanzarla pero fue imposible...

Después  del pequeño accidente en su fiesta Greta había intentado hacer su vida normal; seguía saliendo con Eric, comenzaba a sentir algo por él, aunque seguía ignorando qué el chico había sido el único amor de su amiga Natalia. Aquel día descendía apresurada de las escaleras de su casa ya que Eric había llegado por ella para ir al cine. Flora y el chico conversaban bajo las escaleras mientras la esperaban. Casi a la mitad de la escalera, Greta sintió un ligero descontrol en sus piernas y tropezó fuertemente rodando por las escaleras. Tanto Flora como Eric intentaron detenerla sin lograrlo. Ya en el piso, Flora se percató que su hija tenía una herida en la ceja y llamó apurada a una ambulancia. Mientras esperaba en el hospital alguna noticia llegó Alberto. -Te traje un café mamá- dijo el chico. Flora tomó el vasito y bebió sin importarle la temperatura. Realmente la cabeza de Flora estaba en otro lado, recordaba como su hija se había accidentado en la fiesta, de como notaba últimamente Greta se tropezaba muy seguido y tiraba las cosas, como si su torpeza hubiera aumentado, y ahora este incidente en las escaleras. Flora estaba realmente preocupada. -¿Estás bien mamá?- preguntó Alberto preocupado. -Todo tiene que salir bien-dijo Flora sonriendo. Minutos después el doctor se acercó a informarles que todo estaba bien y que la herida había sido cerrada con unas leves puntadas. Sin que Alberto se percatara, Flora se acerco al doctor y le dijo. -Doctor, me gustaría que hiciera los estudios pertinentes a Greta para descartar algún tipo de enfermedad neurológica- el médico asintió y comenzó a preparar todo para llevar a cabo dichos estudios...

Hay un viejo ritual que existe hace tiempos remotos; incluso antes de que esta historia comenzara. Este cotidiano ritual tiene múltiples finalidades, lo curioso es que ya sea en una cafetería, en casa o en una máquina expendedora, siempre trae consigo más que una taza de café...

miércoles, junio 08, 2011

Memorias de Portarretato... Capítulo 14: La fiesta de cumpleaños de Greta

Todos los que escuchaban a "Los viajeros de Neptuno" pensaban algo en común: Era una gran banda con un nombre muy largo.

Los viajeros de Neptuno era una banda de rock con toques eléctricos en la que Miguel tocaba la batería desde hace ya un par de años. Ramiro, un chico alto, flacucho y de nariz prominente tocaba el bajo. Julián se encargaba de la guitarra, Martín de las mezclas y los teclados y Javier era cantante y tocaba una guitarra más. Se reunían a ensayar una vez por semana en una vieja bodega del padre de Ramiro que habían acondicionado y convertido en su guarida. En dicha bodega existían muchas diversas reglas; sin embargo la más importante y prioritaria era una, no utilizarla con fines románticos y amorosos.

Esa mañana dicha regla sería quebrantada...

-¿Dónde demonios estamos?- preguntó Monserrat asustada al despertar y percatarse de que esa no era su habitación. -Lo que importa ahora es qué demonios hicimos- dijo Miguel avergonzado, incrédulo de que estuviera semidesnudo en aquel colchón con la novia de uno de sus mejores amigos al lado. -Estábamos muy borrachos, simplemente nos dejamos llevar y pasó- dijo ella mientras se vestía. -No es excusa- respondió Miguel muy enojado. -Yo se que no y me siento terrible pero tengo que ir a casa, mis padres van matarme ¿Te importa si aclaramos después las cosas?- dijo Monserrat asustada viendo el reloj. -Acabamos de traicionar a una de las mejores personas que conozco ¡Ricardo te ama!- gritó Miguel enojado, jalando su cabello de coraje. -Yo se que lo que hicimos estuvo mal pero de verdad, ahora no es momento para hablar- dijo Monserrat angustiada. -Me acabo de acostar con la novia de mi mejor amigo - dijo Miguel con la cabeza baja. -Tranquilo, sólo fue eso y no más, fue un error y no volverá a suceder - dijo Monserrat levantándose y caminando hacía la salida de la bodega donde Miguel y su banda ensayaban. Justo antes de que Monserrat girara el picaporte, la puerta se abrió e inmersos en un apasionado beso entraron Martín y Javier, integrantes de la banda, quienes no habían notado la presencia de Miguel y Monserrat por estar "en su asunto". -¿¡Con un demonio!?- gritó Miguel sorprendido. Javier y Martín se separaron al instante. -¿¡Miguel qué haces aquí!?- preguntó Javier extremadamente nervioso. -¿Quién es ella? Quedamos que no traeríamos aquí a nuestras conquistas- preguntó Martín molesto. -Será mejor que me vaya- Monserrat salió de la bodega y se marchó. -¿¡Todavía te atreves a preguntarle quién es ella!? ¿Y qué vengan aquí a hacer sus cochinadas no rompe también la regla?- preguntó Miguel con una mirada de asco y desprecio. -Lo único cochino aquí es tu banda mediocre y si no fuera por Javier ya me hubiera largado hace mucho- dijo Martín tomando a Javier por el hombro. -Si tan cochina les parece no se preocupen, porque ya no forman parte de ella- dijo Miguel decidido. -Tienes que preguntarle a los demás, tu no puedes tomar decisiones así- se defendió Javier molesto. -Apuesto a que se largarán por decisión propia, no creo que quieran que Ramiro y Julián se enteren de que son un par de...- Miguel estaba apunto de decir una palabrota cuando Martín lo tomó por los hombros. -¡Te vas a callar! ¡No voy a tolerar una falta de respeto! ¡Y si quieres decirle a Ramiro, a Julián y a medio mundo no nos interesa! ¡De cualquier forma ya estábamos hartos de tu banda! ¡Quédatela y métetela por donde más te quepa!- gritó Martín muy enojado; pateó el estómago de Miguel, tomó a Javier por el brazo y se marcharon. A partir de aquel día "Los viajeros de Neptuno" no sería lo mismo, incluso podría decirse que fue el inicio de su disolución...

Por la noche en "Venecia" Miguel cintentaba recabar la mayor información de los recuerdos que había perdido por culpa del alcohol, para ello, preguntó a Aurora un poco insistente.. -Greta se ofreció a llevarme y me fui con ella; tu también ibas a marcharte y Monserrat tomaría un taxi, fue cuando le dijiste que la llevarías, después ignoro que haya sucedido ¿Pero por qué tanto interés?- preguntó Aurora intrigada. -Por nada... Simple curiosidad- contestó Miguel mintiendo. -Como sea, iré a vestirme para el show- dijo Aurora entrando a su camerino...

-Por favor no vayas a gritar, no te haré daño, lo prometo- dijo una voz masculina en el camerino de la chica, era el joven que la había acosado desde ya hace algún tiempo. Aurora estaba a punto de gritar asustada por su presencia, siin embargo la curiosidad la invedió de sobremanera. -¿Qué haces aquí? ¿Qué demonios quieres de mi?- preguntó Aurora enojada y asustada a la vez. -No se por donde empezar, es algo complicado- dijo el chico nervioso. -Tal vez puedes empezar explicándome por que me persigues de esta manera- dijo Aurora decidida y seriamente. -Lo primero que debes saber, es que jamás he intentado dañarte o asustarte; pero por más que lo intentaba no lograba acercarme a ti. -A todo esto ¿Cómo te llamas?- preguntó Aurora notando que el chico iba completamente indefenso, en son de paz. -Me llamo Esteban, Esteban de la Parra- contestó el chico más tranquilo. -Entonces Esteban ¿Te gustaría apresusrarte? El espectáculo comienza en diez minutos- dijo Aurora un poco apurada puesto que no se había vestido. Esteban sacó de su bolsillo una vieja fotografía donde un joven futbolista sonreía. -El es Ignacio de la Parra, mi padre- dijo mientras le daba la fotografía a Aurora. -¿Y?- preguntó la chica impaciente. -¿No lo notas? ¡El y tu son muy parecidos! -exclamó Esteban. -¿Sabes qué? No comprendo lo que quieres decirme y sinceramente no me
interesa, tengo que arreglarme, vete si no quieres que llame a seguridad- dijo Aurora decidida.
-Tu madre es Andrea Gómez ¿Cierto? Verás, mi padre adoptivo y tu madre tuvieron una relación amorosa hace unos veinte años- explicó Esteban sutilmente. -Déjame entender ¿Estás diciendo qué este hombre podría ser mi padre? ¿Y esperas qué te crea? Mi padre se llama Luis Alcázar ¿Entiendes?- gritó Aurora desesperada. - ¡Vamos! No suena tan descabellado, todo comenzó cuando mi padre las miró a ti y a tu madre en la televisión cuando internaron al tal Luis en la clínica de rehabilitación, desde ese entonces te he estado buscando, observa bien la fotografía ¡Son muy parecidos!¡Todo encaja!- dijo Esteban intentando hacer entrar en razón a la chica. -No quiero escucharte más ¡Lárgate!- dijo Aurora nuevamente asustada. -Espero de verdad pronto entres en razón, como te dije, puede que haya sido un poco estúpida y acosadora la manera en la que me acerqué a ti, además, si tan segura estás de que Luis es tu padre, no tendría porque afectarte esta noticia o ¿Acaso dudas un poco?- dijo Esteban en un tono de reto pero intentanto persuadir a Aurora. -¡Qué te largues!- repitió la chica abriendo la puerta. -En el reverso de la fotografía vienen mis datos, mi padre está desahuciado y no quiere morir sin saber si realmente eres su hija- dijo Esteban quien salió del camerino. Aurora miró la foto y la metió en su bolso intentando ignorar y borrar de su mente todo lo que acababa de escuchar...

-Así es, ya tengo casi todo listo, en dos semanas tendré la mejor fiesta de cumpleaños del mundo- dijo Greta entusiasmada mientras conversaba con Natalia el lunes por la mañana en la universidad. -¿Y a quién has invitado?- preguntó Natalia mientras hacía unas anotaciones en una libreta. Greta estaba por contestar cuando tiró accidentalmente su bolso. Natalia le ayudó a levantarlo. -Soy una torpe, pero te decía, más bien a quien no invité, media universidad estará ahí, espero puedas conseguir un galán, había invitado a muchos chicos, pero dados los sucesos del viernes, creo que ya no necesitaré conocer a nadie- explicó Greta sin dar mucha importancia al accidente que le acababa de suceder. -¡Hola chicas! ¿No han visto a Monserrat?- saludó Ricardo alegre. -No la hemos visto, pero aprovecho para invitarte a mi fiesta de cumpleaños, será dentro de dos viernes y estará fantástica- dijo Greta entusiasmada. -Por cierto ¿No has visto tu a Miguel? necesito hablar con él, pienso que sería genial que Los viajeros de Neptuno tocaran en la fiesta- preguntó Greta. Ricardo movió la cabeza negando y Natalia respondió por él. -Dudo que la banda pueda tocar ese día, más bien dudo que toque nuevamente- dijo la chica. -¿Por qué dices eso?- preguntó Ricardo extrañado. -Miguel no durmió el viernes en casa, y a la mañana del sábado llegó furioso, gritando que la banda era una porquería y que jamás volvería a tocar con ellos, al parecer el tecladista y el vocalista decidieron dejar la banda y eso molesto bastante a Miguel, no se que haya sucedido aquella noche, pero lo que haya sido fue bastante fuerte para provocar que se separaran- explicó Natalia un poco triste por su hermano. -Que extraño, el viernes en la madrugada Miguel estaba muy contento, estábamos juntos en un club, celebrando el cumpleaños de una amiga- comentó Greta intrigada. -Pues será mejor que le preguntemos a el ¿No creen?- propuso Ricardo quien unos segundos después corrió a clase...

Darío tocó a la puerta del consultorio de Leonora. -Adelante- dijo la terapeuta leyendo el nombre de Darío en su lista de pacientes. -Buen día- dijo él mientras entraba al consultorio. -¡Vaya! Me sorprende mucho que estés aquí- confesó ella indicándole que tomara asiento. -Antes que nada quiero decirte que fui un poco grosero la última vez; no debí hablarte así, lo único que querías era ayudarme- se disculpó Darío. -Entiendo que para ti fue difícil hablar como si fuera tu terapeuta de toda la vida, pero dime ¿A qué se debe tu visita?- preguntó Leonora interesada. -Verás, antes que comencemos quiero pedirte que no seas la terapeuta, creo que la vez pasada funciono  hablar más con Leonora y no tanto con la Doctora Camargo- pidió Darío. -De acuerdo, aunque, debes tomar en cuenta que esta "plática casual" no debe durar más que una sesión común y corriente- explicó Leonora. -Trato hecho- respondió Darío sonriente y comenzó a contar a Leonora todo lo sucedido con las fotografías en aquel mirador...

-¡Miguel!- gritó Ricardo a su amigo en un receso de clases. El chico llevaba puestos los audífonos por lo cual no escuchaba ningún ruido. Ricardo lo alcanzó y lo tomó por el hombro. -Si sigues escuchando la música a ese volumen pronto tendré a un amigo sordo- bromeó Ricardo. Miguel apenas sonrió, ni siquiera podía mirar a su amigo a los ojos después de lo sucedido con Monserrat. -Creo que tienes razón, estoy acostumbrado a escuchar la música muy fuerte- respondió Miguel como intentando librarse de una plática con Ricardo. -Natalia me comentó lo de la banda ¿Todo en orden?- preguntó Ricardo al percatarse que su amigo no estaba muy animado. Miguel apenas asintió con la cabeza, se sentía fatal. -Igual y es una mala racha para tu banda, pero aun quedan varios integrantes ¿No es así? Vamos Miguel, tocan muy bien y pronto podrán encontrar reemplazos... - Ricardo intentaba animar a su amigo cuando éste lo interrumpió. - ¿Sabes? No es buen momento, me tengo que ir- dijo Miguel mientras ponía nuevamente su música a todo volumen y caminaba rápidamente...

-Si te soy sincera tuviste mucho valor al romper aquellas fotografías, aunque no borran lo recuerdos que tienen de lo que has vivido, significa que poco a poco estás dejando ir al pasado- opinó Leonora después de conocer la historia de las fotografías. -También, me puse a pensar que si voy a cerrar algunos círculos en mi vida, debo abrir otros- dijo Darío. -¿Ah si? Suena interesante, y dime ¿Qué tienes pensado?- preguntó Leonora interesada. Darío suspiró, y con una sonrisa de oreja a oreja dijo.
-Pondré un centro de integración artística- dijo decidido. Leonora lo miró.- Suena interesante aunque ¿No crees qué hoy en día el arte es un ámbito un poco desvalorizado?- preguntó incrédula. -Ese será mi luchar día con día, hay gente muy creativa, yo sólo quiero brindarles el espacio que necesitan para expresarse- explicó Darío como si ya hubiera ensayado aquella respuesta. -Debes pensarlo bien, puede ser una decisión precipitada- advirtió Leonora. Darío preparó unos segundos su respuesta, suspiró nuevamente y dijo. - Desde muy pequeño supe que era una persona muy creativa, muchas veces dicha creatividad fue bloqueada por mis padres, por las diferentes escuelas que asistí, por la sociedad, incluso por la misma universidad, siempre buscaba un espacio en el cual pudiera aprender a hacer arte, y por fin expresar todas mis ideas creativas; estoy seguro de que existen muchísimas personas como yo, y quiero brindarles el espacio que yo siempre busqué para hacerlo- explicó Darío soñador e inspirado como siempre. -Si es así, me da mucho gusto, y espero que pronto veamos ese centro en acción- respondió Leonora satisfecha. -De hecho, por la tarde quedé de verme con unos amigos que trabajan en bienes raíces para que comenzaramos a buscar el edificio donde podría estar el centro, y me encantaría que fueras conmigo, verás suelo ser un tanto indeciso- invitó cordialmente Darío.
-Sabes muy bien que los pacientes no pueden relacionarse con los terapeutas- recordó Leonora creyendo apagar las esperanzas de Darío. -Si mal no recuerdo, te pedí que no fueras mi terapeuta- respondió Darío astutamente con una sonrisa. -Mi última consulta es a las cinco- dijo ella intentando evadir una vez más. -¿Paso por ti a las seis?- propuso Darío. -A las seis está bien- respondió Leonora cayendo indefensa a la atenta invitación de Darío, que después de todo no le parecía mala idea...

Como hojas de árbol en otoño, la asistente de Sofía desprendía las hojas del calendario que se encontraba en el escritorio de su jefa. Para Sofía era bastante motivador ver que los días avanzaban bastante rápido. A pesar de que tenía un par de semanas sin ver a Fausto, sabía que estaba aun presente en su vida, y quería que saliera de la misma para así, no tener más dudas y reconciliarse con Franco. Las elecciones para gobernador de la ciudad estaban cada vez más cerca y eso sería sinónimo de que, ganara o no, Fausto dejaría de ser un cliente. Ricardo estaba cada vez más preocupado por su amigo Miguel, parecía molesto, los últimos días ni siquiera se habían saludado en la universidad. Para Miguel era bastante difícil sus ánimos estaban por los suelos, sentía que se había convertido en el peor de los traidores, y por si no fuera suficiente, estaba su banda, o lo que quedaba de ella, quienes habían decidido no ensayar hasta que encontraran reemplazos para Martín y Javier. Monserrat había decidido seguir su relación con Ricardo a pesar de lo que había sucedido en la bodeja de Los viajeros de Neptuno; aunque en los días subsecuentes Ricardo intentaba consumar su amor, ella lo evitaba. Quería gritar la verdad y dejar a Ricardo para siempre, pero no era tan valiente. Leonora y Darío siguieron buscando en conjunto el lugar ideal para el centro de Darío, poco a poco, comenzaron a convertirse en buenos amigos, y ambos disfrutaban el momento que pasaban juntos. Para sorpresa de Luis, la disquera decidió darle una segunda oportunidad, y estaba en diversas juntas para planear el posible lanzamiento de un nuevo álbum después de tantos años, a Andrea no le parecía del todo la idea, pero apoyaría a su  marido lo mejor posible. Aurora se sentía atormentada por lo que Esteban le había dicho, sin embargo la Academia de baile y Venecia ocupaban la mayoría de sus pensamientos, aunque la duda iba creciendo, prefería no darle mucha importancia. Y así, las hojas del calendario del escritorio de Sofía indicaron el día de la fiesta de cumpleaños de Greta...

El jardín de casa de Flora y Paulo estaba repleto de globos de colores metálicos, habían decenas de elegantes mesitas y un show de luces espectacular, la música era perfecta. Pronto comenzarían a llegar los invitados. -Te ves hermosa amiga- dijo Aurora quien usaba un diminuto vestido morado y había rizado su corto cabello. -Lo se, tengo que lucir perfecta está noche- dijo Greta segura de si misma, quien vestía un entallado vestido rojo y unos altos tacones negros. -Perdón por llegar tarde ¿Ya terminaste de arreglarte?- dijo Natalia del otro lado de la puerta. -¡Dios mío! me imagino que quien falta arreglarse es otra- dijo Aurora cuando abrió la puerta de la habitación para que Natalia entrara. -¿Qué? ¿Me veo mal?- preguntó Natalia, quien vestía un blusón naranja y unos pantalones cafés. -Creo que tenemos trabajo que hacer, si quieres conseguir que un chico se fije en ti, definitivamente no puedes ir vestida así- dijo Aurora decidida. -Pero...- trató de evadir Natalia. -Pero nada, debemos lucir hermosas esta noche- dijo Greta con una sonrisa...

-De verdad papá, no debías venir a dejarme- dijo Ricardo un poco apenado por ver que los invitados llegaban por su cuenta y el llegaba con Darío, quien se empeñaba a bajar a saludar a Flora. -Prefiero mil veces dejarte y recogerte, a que mueras por un accidente de coche, además así te diviertes más ¿No?- preguntó Darío optimista. Justo cuandoo Darío se disponía a subir a su automóvil, Monserrat descendió del automóvil de atrás. -Monserrat ¡Hola!- saludó Darío desde lejos. La chica se acercó a Darío. -Buenas Noches señor Darío, permítame presentarle a mi madre, fue quien me trajo- dijo la chica tomando a Darío por el brazo y acercándolo al auto de donde había descendido. -Mamá, es el padre de Ricardo- dijo la chica por la ventanilla, y la madre de Monserrat descendió del auto para presentarse. -Esto no puede ser posible- dijo Darío al verla. -¡Darío! ¡Qué grata sorpresa!- dijo Isabella en cuanto bajó del auto. -Isabella, sigues idéntica, parece que no han pasado veinte años- dijo Darío con una sonrisa mientras abrazaba a Isabella. -No comprendo ¿Se conocían?- preguntó Monserrat desconcertada. -Así es, Darío es... un viejo compañero de universidad- respondió Isabella tranquila.
-Bueno, los dejo para que se pongan al corriente, entraré a la fiesta- dijo Monserrat con una sonrisa.
-Diviértete- se despidió Isabella. -Quien lo iba a pensar, nuestros hijos, enamorados, curioso ¿No?- dijo Darío aun sin creer que estaba frente a ella después de tantos años. -Se ven muy bien juntos, pero cuéntame ¿Tu cómo has estado?- preguntó Isabella con esa gentil y amable sonrisa característiica de su rostro. -Te parece si platicamos con una taza de café, hay una cafetería deliciosa cerca de aqui- propuso Darío. -Supongo que no vendría mal mientras esperamos que salgan los muchachos- respondió ella, y juntos se marcharon a la cafetería...

-Me veo fatal, esta no soy yo- dijo Natalia molesta en cuanto se miró frente al espejo. Vestía un vestido color verde esmeralda, tacones morados y su cabello había sido perfectamente alaciado. -No sabes lo que dices, te ves hermosa, ahora vámonos, todos están esperando- dijo Greta asomándose por la ventana. -No te preocupes Natalia, luces perfecta- dijo Aurora mientras tomaba a su amiga de la mano. Las tres chicas salieron de la casa y fueron hacia el jardín, por un momento Natalia y Aurora se asustaron ya que Greta estuvo a punto de caer al verde pasto, justo cuando todos la miraban. -Malditos zapatos- dijo la chica sonriendo a sus amigas. En cuanto se mezclaron con los invtiados, Greta saludó muy apasionadamente a un chico y Natalia se quedó petrificada. -¿Pasa algo?- preguntó Aurora al ver la reacción de su amiga. -Es Eric, el novio de Greta es Eric- dijo Natalia mientras los miraba besarse.
-No sabía como se llamaba pero ¿Quién es Eric?- preguntó Aurora sin entender. -El único novio que he tenido, y al único chico de el que he estado enamorada- dijo Natalia con un nudo en la garganta. Aurora abrazó a su amiga y la alejó de ahí... Del otro lado del jardín Ricardo y Monserrat platicaban sobre su relación. -No se, pensaba, si tu quieres, podemos desaparecernos un momento, de verdad Monserrat, muero de ganas por estar contigo- dijo Ricardo al oído de la chica. -No creo que sea posible esta noche, voy al baño, no tardo- dijo Monserrat alejándose rápidamente para entrar al baño de la casa.

-¿Natalia?- preguntó Ramiro, el amigo e integrante de la banda de Miguel. -Hola Ramiro, no pensé que estuvieras aquí- dijo Natalia mientras se secaba las lágrimas. -Miguel me pidió que viniera con él, últimamente está muy enojado y pensó que esto podría divertirnos, pero ahora fue al baño, y tu ¿Estás bien?- preguntó el chico mirando como la chica observaba sus dedos manchados de maquillaje por las lágrimas. -No... no es nada, cosas de chicas- respondió Natalia. -No deberías dejar que se te arruine el maquillaje, hoy te ves espectacularmente hermosa, aunque para ser sincero no lo necesitas, así como eres tu, eres sensacional ¿Me explico?- alentó el chico sinceramente. -No, pero sea lo que sea que me hayas querido decir, me levantó el ánimo- dijo Natalia mientras se abalanzaba sobre el chico y lo abrazaba efusivamente, Ramiro respondió sin duda a aquel caluroso abrazo... 

-Vamos, no tengo toda la noche- dijo Monserrat tocando la puerta del baño impaciente. -Lo siento, adelante- respondió Miguel mientras abría la puerta sin percatarse de que era ella. Ambos se miraron y el chico la tomó por la mano y la metió al baño junto a él. -No podemos seguir así- dijo él desesperado. -¿Así cómo? Te dije que no fue nada ¡Sólo nos acostamos! ¡Fue todo!- gritó ella. -Es que eso estuvo muy mal- dijo Miguel enojado. -Lo sé, pero ¿Qué quieres que haga para remediarlo? No podemos hacer nada, así que si no te molesta, tengo que usar el baño- dijo Monserrat impaciente. -De acuerdo, perdóname Monserrat- Miguel estaba por salir del baño cuando la chica lo tomó de hombro, giró su cabeza y plantó un beso en la boca del chico. -¿Qué te sucede?- dijo Miguel separándose al instante. -Lo siento, se que esto está mal, pero no seamos idiotas, nos gustamos desde qué nos conocemos- dijo ella completamente desarmada, transparente. Miguel negó con la cabeza, intentó responder pero no encontró las palabras y salió del baño. Justo cuando abrió la puerta, Aurora estaba fuera, esperando poder entrar e indudablemente miró que ambos se encontraban juntos en el baño y salió corriendo...

A pesar de lo que estaba sucediendo en la fiesta, la atmósfera era exageradamente divertida, decenas de jóvenes bailaban al ritmo de la música, bebían alcohol, reían, disfrutaban... Y ahí, justo en medio de la abarrotada pista Greta sintió un ligero temblor en sus piernas al intentar bailar; sin quererlo soltó su vaso, y de repente, cayó de rodillas; el moviemiento de la pista la tiró completamente y alguien sin quererlo pateó su cabeza. Justo en ese momento todos comenzaron a detenerse y alejarse, Alberto, quien también estaba en la fiesta, se percató de lo que había sucedido a su hermana y corrió a levantarla inmediatamente. Sus piernas sangraban por los vidrios del vaso y estaba muy asustada. Rápidamente Alberto fue a curarla...

El jardín fue quedando más y más sólo con el paso de los minutos; al parecer la fiesta había terminado bastante temprano...

En la puerta Ricardo se encontró con Miguel. -¡Hey! no te vi en toda la fiesta- dijo Ricardo a su amigo. -Estuve con Ramiro y unos amigos, me voy a casa- dijo Miguel dándole una palmadita en el hombro a su amigo. -Espera Miguel, quería proponerte algo- dijo Ricardo emocionado. -¿Dime?- preguntó Miguel fingiendo interés. -Los viajeros de Neptuno es un nombre muy largo; supongo que la banda puede llamarse Los Neptuno, no soy muy bueno cantando, pero canté casi todos los años en el coro de la escuela en Milán, así que tal vez pueda ser reemplazo temporal como vocalista de la banda y Natalia toca el piano ¿No? puede ser suplente del tecladista- propuso Ricardo convencido. -No, no es necesario- respondió Miguel desanimado. -Vamos Miguel, estas semanas has estado muy mal por lo de la banda, te aliviaría un poco tener a una banda aunque fuera temporal, soy tu amigo y quiero ayudarte- epxlicó Ricardo a su amigo. -Como si estuviera así por la banda, por favor hermano, no te metas en mis asuntos ¿De acuerdo?- dijo Miguel irónicamente subiendo a su moto...

Todos los que escuchaban a "Los viajeros de Neptuno" pensaban algo en común: Era una gran banda con un nombre muy largo. "Después de todo Los Neptuno no suena mal" pensó Miguel, mientras corría en su motocicleta a su velocidad; sin embargo, sabía que aunque cambiara de nombre, de integrantes o de canciones,  "Los viajeros de Neptuno" no sería lo mismo, empezando por él, que ya no era el leal y apasionado chico que tocaba la batería y que no tenía nada que ocultar...