martes, diciembre 21, 2010

Memorias de Portarretrato: Moda, piano, fútbol, tormenta y Ricardo. Conociendo a los Personajes Parte II


...El teléfono sonaba ocupado, Carolina intentaba llamar desesperadamente a Alberto, su novio. Había recibido una impactante e inesperada noticia, la cual, debía comunicar urgentemente a su novio. Carolina era muy parecida a su madre en carácter, decidida, creativa, amante de la moda, una mujer fuerte, pero suave, romántica e independiente a pesar de apenas tener 21 años. Ella y su hermano gemelo Miguel, eran como polos opuestos. Su sueño en la vida: Conocer París; ver sus diseños modelándose en una importante pasarela de la capital de la moda. Y a pesar de no interesarse en el modelaje, soñaba con algún día modelar uno de sus diseños en alguna pasarela.... El teléfono aun daba tono ocupado, Carolina estaba desesperada, tenía que hablar con, Alberto. Tomó las llaves de su auto, bajó increíblemente rápido las escaleras y salió corriendo a buscarlo.

Al escuchar que su hermana bajaba rápidamente las escaleras, Natalia interrumpió la bella melodía que interpretaba en el piano, la chica sabía que algo le sucedía a Carolina, pero creyó pertinente esperar a que su hermana regresara para preguntarle que sucedía. Natalia intentó regresar a su práctica. Posó sus suaves manos en las teclas del piano. Era muy bella muy natural, su largo cabello alcanzaba a rozar sus manos cuando las movía de una lado a otro mientras tocaba. Tenía un aspecto muy sobrio pero alegre, que combinaba con su auténtica y transparente personalidad. A diferencia de muchas chicas de su edad, Natalia esperaba que algún día llegara el hombre de su vida, creía firmemente que el amor verdadero era el primero, y que con él debía vivir el resto de su vida. Así que, a pesar de haber salido con un par de chicos, la relación nunca avanzaba a algo serio. Sensata, suave, dulce, soñadora, elocuente, perceptiva, sencilla, un poco tímida y de vez en cuando distraída, así era Natalia. Últimamente había pensado en un chico que conocía ya desde hacen tiempo, aunque no era un galán de película, para ella era muy apuesto, simpático y original... único... Un balón pegando en la ventana despertó a Natalia de sus pensamientos...

Maximiliano jugaba fútbol soccer en el jardín de su casa, era un chico de quince años, el menor de sus hermanos, que había heredado de sus padres la pasión por este deporte, imaginaba todo un equipo contrincante, corría por todo el jardín, entregándose al máximo al juego. Físicamente era idéntico a su madre, en carácter también eran muy parecidos. La adolescencia se llevaba los últimos tintes de su niñez, y cada vez pensaba más en chicas; precisamente al patear el balón pensó en una compañera de clases, tal pensamiento lo distrajo haciendo que el balón pegara en la ventana donde su hermana practicaba piano, la chica se asomó por la ventana y con una mirada reprensiva pero gentil le dijo que tuviera más cuidado. Después de pasados unos minutos, Maximiliano entró a la casa ya que había comenzado a caer una fuerte tormenta...

El cielo estaba oscuro, era extraño que en esas fechas cayera tormenta de tal magnitud, pero para el ánimo de Leonel el clima iba perfecto, a pesar de tener apenas catorce años era muy maduro para su edad; si, desconocía muchas cosas de la vida, y apenas comenzaría a vivir nuevas experiencias, pero la vida había sido algo dura para él. Sus padres se habían separado y ahora tenía que pasar unas vacaciones con su padre, con quien no se llevaba nada bien, su personalidad era muy parecida a la de su madre, así que eso no ayudaba a la relación con su padre. Leonel era tranquilo, serio, un poco arrogante, seco, frío y muy inteligente. Miró por la ventana de el apartamento de su padre, no toleraría mucho tiempo más ahí, quería tomar el primer vuelo y regresar con su madre, además, en el fondo, le costaba trabajo reconocer que le molestaba un poco que su hermano y su padre se llevaran tan bien...

Contrario a su hermano Leonel, Ricardo era un chico cálido, amigable, simpático, gracioso y ocurrente. Su personalidad era muy parecida a la de su padre, y físicamente se parecían también; por ello, padre e hijo se llevaban de maravilla, eran como mejores amigos; tanto así, que a pesar de que s u madre tuviera la patria potestad, Ricardo deseaba cumplir la mayoría de edad para vivir con su padre. Semrpe disfrutaban el tiempo que estaban juntos, y estas vacaciones no eran la excepción, los dos eran muy creaticos y les encantaba el arte, así que siempre había una película en el cine que ver o un museo que visitar. De momento Ricardo no  pensaba mucho en las chicas, había salido de una duradera relación, sin embargo hasta en eso era idéntico a su padre, era muy entregado y apasionado, romántico y con cierta tendencia por fijarse en chicas fuera de su alcance. El chico pronto iniciaría la universidad, y día con día la emoción por ello crecía, ya que, según su padre, sería la mejor época de su vida como estudiante y Ricardo le creía...




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