Todos tenemos un poco de vergüenza; a lo largo de nuestras vidas pasamos por diversos momentos vergonzosos; como el miedo a hablar en público, caer en frente de varias personas o simplemente la vergüenza que sentimos al equivocarnos; así es, todos pasamos por momentos vergonzosos; que si no existieran, no nos ayudarían a mejorar día con día...
Había una zona en la ciudad que se asemejaba bastante a la época parisina donde los burdeles y espectáculos de bajo mundo se encontraban en cada esquina; claro que, en estos días los burdeles habían pasado a ser clubes para caballeros; bares y centros nocturnos. Si caminabas a la luz del día por aquella avenida, podías encontrar una antigua fachada color ladrillo que pudo bien haber sido un mansión del siglo XIX; sin embargo; al anochecer ese lugar se convertía en un lugar bastante peculiar llamado "Venecia"...
Había una zona en la ciudad que se asemejaba bastante a la época parisina donde los burdeles y espectáculos de bajo mundo se encontraban en cada esquina; claro que, en estos días los burdeles habían pasado a ser clubes para caballeros; bares y centros nocturnos. Si caminabas a la luz del día por aquella avenida, podías encontrar una antigua fachada color ladrillo que pudo bien haber sido un mansión del siglo XIX; sin embargo; al anochecer ese lugar se convertía en un lugar bastante peculiar llamado "Venecia"...
Para el viernes, Andrea y Aurora habían terminado de mudarse, su nuevo apartamento era bastante reducido; tuvieron que ocupar una habitación para guardar todas las cajas que no pudieron ser desempacadas. Andrea había comenzado a buscar trabajo como profesora de música y Aurora tenía incertidumbre acerca de el empleo que su profesora le ofrecería. Y así, aquel viernes después de clases Aurora esperaba a la maestra Bianca. Comenzaba a oscurecer cuando Bianca salió en su automóvil y bajó la ventana para indicarle a Aurora que subiera. A la chica no le daba muy buena espina, pero creía que debía subir al auto y confiar en que la propuesta de su maestra fuera justo lo que necesitaba para ayudar a sus padres. -Vamos, es tarde- dijo Bianca impaciente. Decididamente Aurora abrió la puerta y subió al automóvil. -¿Me puede decir adónde vamos?- preguntó Aurora educadamente. -Pronto lo sabrás, pero antes de que lleguemos debes prometerme algo, aceptes o no aceptes mi propuesta de trabajo no deberás hablar con nadie acerca del lugar al que iremos ¿Entendido?- explicó Bianca seriamente. Aurora se atemorizó aun más; tanto que sintió la necesidad de bajar del auto instantáneamente. -Creo que será mejor ir a casa- dijo Aurora poniendo la mano sobre la manija de la puerta. Bianca detuvo el automóvil. -Adelante, sólo quiero que sepas que no todos los días aparecen oportunidades así; conozco tu talento y sé que eres una gran bailarina, puedes hacer grandes cosas, pero si no quieres seguir estoy de acuerdo- dijo Bianca decidida. Aurora se detuvo un poco a pensar. Había logrado entender que el empleo era relativo a la danza y decidió esperar un poco más. -De acuerdo, sigamos, y está bien, no hablaré con nadie de esto- dijo Aurora esperando estar haciendo lo correcto.
Pasados unos minutos el automóvil se detuvo frente a una fachada que parecía solitaria. Un hombre abrió la puerta a Bianca y ella le entregó la llave. -Vamos- dijo Bianca. Aurora bajó del automóvil y caminó junto a su maestra. Las puertas se abrieron y Aurora quedó impresionada con lo que dicha mansión ocultaba en su interior. Paredes color vino y luz tenue, montones de mesas con pequeñas lamparillas, del lado izquierdo una barra de bar y del lado derecho una escalera en forma de caracol. -Bienvenida a "Venecia"- dijo Bianca con una sonrisa en el rostro. -Algunos lo llaman cabaret, otros club y los más antipáticos le dicen prostíbulo; pero no, Venecia no es nada de eso- explicó Bianca. Aurora estaba impresionada ya que el lugar era realmente hermoso. -Venecia es un centro de espectáculos para caballeros, donde vienen a saciar su erotismo de una manera distinta, no hay contacto, no ponen billetes en tu ropa interior, simplemente disfrutan el espectáculo- explicó Bianca. -No logro entender- dijo Aurora extrañada. -Lo sé, por eso preparé una función especial para ti- indicó Bianca, quien dio una señal al hombre que estaba en el escenario. Al instante las luces se apagaron y Bianca invitó a Aurora a sentarse. En el escenario comenzó el espectáculo, un grupo de bailarinas en diminuta y sensual ropa bailaban al ritmo de la música; realmente eran hermosas, y muy talentosas; después de unos cuarenta minutos y varios cambios de ropa terminó el espectáculo; había sido un espectáculo similar a una obra de teatro musical, con matices sensuales y extravagantes. Las luces se volvieron a encender. -Comprendes ahora que no es un burdel cualquiera, y te preguntarás que tipo de hombre quisiera sólo ver bailar a un grupo de chicas- cuestionó Bianca. -Verás que hay caballeros que aun entienden que las mujeres no somos un objeto o un trozo de carne- explicó Bianca cuando mostró la lista de reservaciones casi llena.
-Maestra Bianca ¿Pretende usted que baile semidesnuda en frente de los hombres?- preguntó Bianca a pesar de ya saber la respuesta. -Antes que nada aquí nadie me llama Bianca, todos me conocen como Madame Parel y lo único que quiero es ayudarte; por un lado aprenderás muchísimo como bailarina; nunca has actuado en un público real, te desenvolverás magníficamente, además créeme, puedes ganar mucho dinero- Bianca había dado en el gancho; el dinero. Aurora siguió escuchando a Bianca, pero aun no estaba segura, sabía que no era un buen empleo. -Por último debes saber dos cosas, si quieres que nuestros invitados no tengan un trato más cercano contigo, no debes subir a la planta alta; además para protegerte debemos crearte un personaje. Vamos, déjame ayudarte- dijo Bianca sinceramente. -Aun no hablamos del sueldo- dijo Aurora apunto de rechazar la oferta. -Claro, lo olvidaba. ¿Recuerdas el pago mensual de la Academia? digamos que podrías pagarlo con unas tres semanas de trabajo- tentó Bianca, sabía que era una oferta alta; pero Aurora era realmente talentosa y bonita, bien valía el precio. Al escuchar esto Aurora se impresionó bastante; era un sueldo que nadie le había ofrecido. -Sólo vendré los fines de semana y no quiero ningún tipo de contacto con ningún hombre- ofertó Aurora mostrando seguridad, aunque por dentro el miedo la invadía. -Trato hecho- dijo Bianca al momento que estrechaba su mano con la de Aurora...
Ahora que Sofía manejaba la campaña política de Fausto, pasaban bastante tiempo juntos, casi diario Fausto asistía a la oficina de Sofía y platicaban de todo menos de la campaña. Ese viernes Fausto se atrevió a hacer una invitación a Sofía. -Llevamos una semana intentando hablar de la campaña y se nos va el tiempo conversando en otras cosas, porque no comemos juntos y hablamos de tu plan de trabajo- dijo Fausto unos minutos antes de marcharse. -Te lo agradezco Fausto pero mi esposo y mis hijos me esperan a comer en casa- se disculpó Sofía. -Vamos, por un día que no vayas a comer a casa no pasa nada; además no me has presentado tus propuestas, y no quisiera cambiar a otra agencia por falta de resultados- dijo Fausto en cierto tono de seriedad y broma; sarcástico pero directo. -De acuerdo de acuerdo, llamaré a casa, dame un minuto- dijo Sofía de mal modo, aunque en el fondo no le molestaba del todo ir a comer con Fausto...
Llegaron a un restaurante francés muy exclusivo, Fausto tenía una mesa reservada en un área especial, apartada de los demás. Tomaron asiento y les sirvieron una copa de vino. -Cuidado con tu forma de beber, no vayas a perder el control como aquella vez- dijo Fausto en tono de broma. Sofía lo miró, no sabía si molestarse o reír. -Lo mismo para ti, puedes tratar de pelearte con quien no te deje entrar- bromeó Sofía refiriéndose a aquella situación que habían vivido hace años; era extraño, pero por un momento ambos perdieron 20 años de edad y platicaban como si hubieran pasado días y no años sin verse. Toda la tarde conversaron acerca de las propuestas de Sofía, bromeando de vez en cuando...
-Gracias por la comida, lo pasé muy bien- dijo Sofía al despedirse en la puerta del restaurante. -Gracias a ti por hacerme compañía- se despidió Fausto, quien intentó dar un beso en la mejilla a Sofía justo cuando ella giró su cabeza para observar si era su auto el que había llegado. Así, el beso de Fausto rozó los labios de Sofía. -Disculpa Fausto, que vergüenza- dijo apenada Sofía. -Discúlpame tu a mi, no era mi intención- se disculpó Fausto. Sin decir nada y absolutamente avergonzada, Sofía subió a su automóvil...
Para el tercer viernes de trabajo en "Venecia", Aurora había perdido un poco de la vergüenza que le daba cada vez al subir al escenario. La chica había convencido a Andrea de que trabajaba en un club como mesera, y cada fin de semana por la noche, con ayuda de una peluca, se convertía en Aura, una bailarina rubia de cabello corto.
Para el tercer viernes de trabajo en "Venecia", Aurora había perdido un poco de la vergüenza que le daba cada vez al subir al escenario. La chica había convencido a Andrea de que trabajaba en un club como mesera, y cada fin de semana por la noche, con ayuda de una peluca, se convertía en Aura, una bailarina rubia de cabello corto.
Sofía y Fausto comenzaron a trabajar más en la campaña, ya que en unas semanas comenzaría la promoción de Fausto como candidato.
Carolina se había recuperado físicamente y con ayuda de su madre, y Flora, su futura suegra, afinaba los últimos detalles de su boda, que se llevaría a cabo en un par de días...
Todos tenemos un poco de vergüenza; a lo largo de nuestras vidas pasamos por diversos momentos vergonzosos; mostrar nuestro cuerpo en un trabajo indigno, un accidental beso en la boca de alguien que no es nuestra pareja; así es, todos pasamos por momentos vergonzosos; los cuales,pueden afectar el rumbo de nuestras vidas para siempre...
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