martes, agosto 31, 2010

...Una Foto... Capítulo 26: Regresos

Una mudanza trae consigo nuevas esperanzas, nuevos planes, un nuevo comienzo...

Andrea desde muy temprana hora llegó al apartamento, su padre le ayudó a subir las numerosas cajas. Ahora era una mudanza definitiva. La chica sabía que su padre no estaba muy de acuerdo con esta decisión, pero después de discusiones y reclamos, accedió a apoyar a su hija en esta nueva etapa de su vida.

La chica estaba muy entusiasmada, después de un largo proceso de recuperación por el abandono de Luis regresaba al apartamento. Era un regreso importante en su vida, ya que pronto probaría lo mucho que había cambiado en esos meses y comenzaría a picar piedra en el mundo de la música, estaba decidida a triunfar, a ser alguien, a alcanzar sus sueños.

Comenzó a desempacar sin prisa, buscaba un lugar para cada objeto por insignificante que éste fuera, doblaba cuidadosamente su ropa y la metía a los cajones. Estaba emocionada. La mañana siguió avanzando, mientras sacaba las cajas ya vacías de su habitación  alguien tocó la puerta, bajó la caja que cargaba al suelo y creyendo que era Sofía, abrió sin antes preguntar quien era.

Un joven desaliñado, con el cabello largo, sin afeitar, muy flaco y pálido estaba del otro lado de la puerta.    -Puedo pasar, por favor- dijo Luis Alcázar implorando a la chica. Era completamente otro, había perdido todo su atractivo, se veía agotado, triste, débil. -Pasa- contestó secamente Andrea quien disimulaba su sorpresa.

La chica fingía ignorarlo, seguía acomodando sus pertenencias, por momentos hasta lo dejaba solo en la estancia. -Espero queno te moleste que viniera ¿Te llegó mi carta? - preguntó el chico para romper el hielo.   -La tiré a la basura- respondió Andrea mientras seguía con su mudanza.

-Andrea por favor, no me trates así, déjame explicarte- el chico parecía desesperado. -¿Explicarme? ¿Qué vas a explicarme? ¿Que me dejaste? ¿Qué me buscaste sólo para jugar conmigo? ¿Qué querías que me entregara a ti antes de que te marcharas? No hay nada que explicar Luis, todo está dicho- Andrea comenzó a subir el tono de su voz, estaba perdiendo la paciencia.

-Te amo Andrea, eso es lo que quiero explicarte, te amo, y regresé porque de nada me sirve cumplir mis sueños si no tengo con quien compartirlos- dijo Luis mientras tomaba el brazo de la chica. - ¡Vaya! Ahora si te importa tener alguien con quien compartirlos ¿Por qué nunca me dijiste que te marcharías?- preguntó Andrea soltándose del chico y bastante confundida. -No lo sabía, me informaron el mismo día del concierto, cuando tuve aquella cita en la disquera, traté de decírtelo, te busqué en el camerino, pero no pude hacerlo- Luis parecía débil, se sentó en el sofá.

Andrea no quería creerle, no quería recaer, sentía gran compasión por Luis Alcázar, tenía miedo de volver a amarlo. - ¿A qué regresaste? ¿Se terminó tu temporada de teatro y quieres recuperar lo que perdiste? Ya no te necesito- dijo Andrea intentando mostrarse bastante decidida.

-Renuncié, me di cuenta que nada valía la pena si no estaba junto a ti, a pesar de estar en la cúspide, me sentía más solo y vacío que nunca- Respondió Luis intentando acercarse un poco más a Andrea, quien ya había tomado asiento en el Sofá. -¡No te acerques! dime porque no volviste antes- imperó la chica alejándose hasta el otro extremo del Sofá. -Tuve muchos problemas, intenté olvidarte, perdí mi casa, enfermé, me demandaron por no cumplir el contrato y no podía salir de aquel país- respondió convencido Luis Alcázar. El joven cantante sabía que sus recursos se agotaban y no veía en Andrea ni una pizca de compasión.

Andrea ya no sabía que más decir, no tenía nada más que preguntar, solo pensaba en como detenerlo, quería que se fuera, más bien quería que Luis jamás hubiera regresado.

-¿Sabes que fue lo único que nunca vendí?- dijo Luis mientras sacaba de su bolsillo el dije en forma de nota musical y el brazalete que le había regalado a la chica. -Esto- Luis extendió su mano hasta Andrea, incitando a que la chica los tomara, lo perdonara y comenzaran juntos una nueva vida.

Por la mente de la chica pasó la idea de tomarlos y dejar todo atrás, pero otra parte de ella le impedía hacerlo. Después de un rato de mirarlos dijo.-No los quiuero Luis, no puedo. Me dejaste y sufrí muchísimo. Ahora soy una nueva mujer, el mundo se ha vuelto a iluminar para mi, ahora estoy lista para buscar mis sueños, puedo sentir que ahora estoy mucho mejor, el aire sopla de nuevo en mi cara. Recuperé mi felicidad y logré olvidarte.- La fuerza y determinación de Andrea había vuelto, y aunque sentía horrible no poder volver a amar a Luis, no podía desviar su camino.

-Andrea por favor, dejé todo por ti, déjame volver a tu vida, perdóname- Luis perdía poco a poco sus esperanzas. -Te perdono y ahora más que nunca te entiendo, ahora, voy a luchar por mis sueños y haré lo imposible por cumplirlos, así como tu lo hiciste- contestó Andrea irónicamente.

-Siempre serás la mujer de mi vida, quien le de letra y música a mis canciones, nunca nadie ocupará tu lugar y te amaré hasta que de mi último respiro - confesó Luis mientras se ponía de pie dispuesto a marcharse.       -Tu también serás irremplazable, gracias por enseñarme que algunos artistas no podemos darnos el lujo de enamorarnos- contestó Andrea dudando si debió hacerlo y sintiendo dolor en cada una de sus palabras.

-¿Es tu última palabra?- preguntó Luis mientras se acercaba a la puerta. -Así es, intenta vivir tus sueños que  yo viviré los míos- respondió Andrea mientras miraba por la ventana, sabía que si miraba una vez más los ojos de Luis se arrepentiría y correría a sus brazos.

Se escuchó el cerrar de la puerta, Andrea rompió en llanto, por fin se quitó la máscara aun no había podido olvidarlo, lo seguía amando; por otra parte seguía creyendo que si volvía con Luis creía habría un retroceso en su vida, y la nueva Andrea solo miraba al frente.

Las lágrimas siguieron saliendo de sus ojos por varios minutos, aun no entendía completamente la razón exacta de porque había rechazado a Luis, lo que si entendía es que de ahora en adelante todo debía ser bueno; mejor.

Secó sus lágrimas y continuó con la mudanza, pensaba que era la primera vez que no seguía  a su corazón. Andrea jamás había dejado de seguir a su corazón. Se derrummbó,  y sin que le importara traicionar a la nueva Andrea, se arrepintió, amaba a Luis y debía seguir sus sentimientos por sobre todas las cosas.

Tomó sus llaves y salió corriendo, se detuvo justo en frente del edificio. No tenía la mínima idea de en donde podía encontrar a Luis. Corrió unas cuantas calles intentando encontrarlo. Luis no estaba. Se había ido.

Desilusionada y muy agitada de tanto correr, Andrea regresó al apartamento. Ese día comenzaba su nueva vida, debía seguir su curso. Terminó de acomodar sus pertenencias, aun pensaba en Luis. Se sirvió un café caliente y se sentó en el sofá viendo hacía la ventana, deseando que Luis apareciera doblando la esquina.

Pero Luis Alcázar jamás doblaría esa esquina de nuevo.

... Esperen pronto el Desenlace de esta historia...

domingo, agosto 29, 2010

...Una Foto... Capítulo 25: La Noche después de la Graduación

Nadie esperaba lo que estaba por pasar los próximos días...

Darío durmió mal toda la noche, tenía sueños donde bailaba con Isabella y de la nada Corina aparecía. Despertó varias veces por la madrugada.

Andrea no abrió la carta, la hizo pedazos y al llegar a casa la tiró al cesto de basura. "No me arruinarás mi vida otra vez". Pensó la chica mientras veía como caía cada pedacito de papel.

Sofía bajó la ventanilla de su auto. -Veo que tienes problemas, no sé nada de mecánica, pero si quieres te llevo a tu casa y mañana venimos por él y lo llevamos a algún taller- dijo Fausto a la chica con un leve aliento a alcohol. -Está bien, déjame cerrarlo bien y ahora bajo- dijo Sofía tratando de contener su incontenible emoción.

-Creo que alguien bebió bastante en la fiesta de graduación ¿No quieres que conduzca?- dijo la chica en cuanto subió al auto de Fausto. -En primera solo fueron dos copas, y en segunda no, no quiero que conduzcas, además tu no sabes el camino- Sofía se extrañó con dicha respuesta de Fausto, sin embargo la emoción la embargaba y no discutió. -¿Por qué te detuviste? ¿Sabías que era yo? o de verdad eres una buena persona- preguntó Sofía después de un largo e incómodo silencio. -¡Ay Sofía! Es obvio que sabía que eras tú, identifico tu auto entre miles, es el único al que siempre le robaba el lugar del estacionamiento en la universidad- contestó Fausto arrogante y orgulloso como siempre.

-¿Se puede saber a dónde vamos?- preguntó la chica cuando desconoció el camino que Fausto había tomado. -Arruiné el día de tu cumpleaños, esta noche enmendaré mi error- dijo Fausto justificando el porque había tomado otro camino. -Espera Fausto, tu no arruinaste nada- replicó Sofía algo confundida. -Entonces, si no arruiné nada quiero que disfrutes conmigo esta noche, será de las últimas que pase en la ciudad y quiero divertirme- explicó Fausto a la chica.

Después, El chico informó a Sofía de sus planes futuros.-En una semana me iré a vivir con mi madre, trabajaré con ella, en Moscú- platicó el chico a Sofía, quien al instante se extrañó y hasta llegó a pensar que era broma, pero no era así, Fausto tenía ya todo listo para su extremo cambio de residencia. Siguieron platicando acerca de los planes que tenían ya que habían terminado sus estudios.

Después de unos minutos el auto se detuvo. -Espero corramos con suerte y nos dejen entrar, casi siempre es necesario reservar- dijo Fausto mientras estacionaba el auto. Sofía pudo ver el lugar por la ventanilla, era el codiciado club donde hace casi 5 meses había festejado su cumpleaños. -No bajes del auto hasta que yo venga por ti- indicó Fausto a Sofía mientras se abrigaba para salir del auto. La chica esperaba impaciente, aunque estaba consciente de que era el mismo Fausto de siempre, su actitud la había descontrolado por completo, aun así, estaba decidida a dejarse llevar por el momento.

Mientras el cielo caía, Sofía esperaba inquieta, ya habían pasado diez minutos y no había rastro de Fausto. En la entrada del club algo sucedía, el chico peleaba por conseguir un par de accesos, con su actitud engreída logró molestar a los agentes de seguridad del lugar, quienes jalonearon a Fausto lejos de la multitud y lo golpearon salvajemente abriendo una leve herida en el labio del chico.



 
Cuando Sofía se percató de lo que sucedía era demasiado tarde, bajó del auto y ayudó a Fausto a levantarse. -Estoy Bien, ahora mismo los pondré en su lugar- dijo el chico tratando de mantenerse en pie. -Basta Fausto, te llevaré a tu casa y curaré esos golpes- respondió Sofía con tono serio. La chica no imaginaba que pasaría la noche curando a Fausto, pero no podía dejar al chico y menos después de lo que habían vivido juntos las últimas horas. Con ayuda de Sofía, Fausto subió al auto. La chica condujo y cuando no supo a donde ir el chico le indicó el rumbo. Era extraño para Sofía ver así a Fausto, débil, sin defensas, sin arrogancia. Si, era extraño verlo así, pero no por eso menos atractivo.

Por fin llegaron a casa de Fausto, era una hermosa residencia con un enorme jardín. El chico abrió la puerta, todo indicaba que no había nadie en casa. Después de tomar asiento en un extravagante sofá el chico explicó a Sofía donde se encontraban los materiales de curación. Sofía subió las escaleras y pudo ver una pared llena de fotografías, en todas aparecían solamente hombres, supuso que el joven que salía casi siempre al lado de Fausto era su hermano, aparecía también un señor maduro quien se parecía muchísimo a Fausto, era obvio que de trataba de su padre. También aparecía su abuelo, un señor de avanzada edad pero con las mismas facciones en el rostro. No había no una sola mujer en todas las fotografías. Extrañada, pero a la vez entendiendo porque la forma de ser de Fausto, Sofía siguió su camino y regresó con el chico a curar sus heridas.

Cuando Sofía terminó el silencio incómodo volvió a invadir la noche. -Te agradezco, nunca una mujer se había preocupado tanto por mi- dijo Fausto con la mirada desviada, para no encontrarse con los ojos de Sofía. -Desde la separación de mis padres he vivido con él, es extraño que ahora, después de tantos años vuelva a vivir con mi madre, no sé si me agrada del todo la idea- explicó el chico mientras miraba una fotografía realmente grande donde aparecían su hermano, su padre y él. -Creo que tu madre se llevará una gran sorpresa al ver que te has convertido en un gran hombre- dijo Sofía mientras acercándose a Fausto. -¿De verdad piensas eso?- preguntó el chico. -Siempre lo he pensado- respondió Sofía.

Y ahí, en medio de la obscura estancia y mientras el cielo caía, la chica besó suavemente a Fausto. Fue un beso suave, Sofía tenía miedo de lastimar el labio de Fausto. Sin embargo el chico respondió, poco a poco sus cuerpos se acercaron más y más. El chico tomó a Sofía por el cuello, la chica se agarró con fuerza de la espalda de Fausto. No era la primera vez los labios de Sofía rozaban a los de Fausto, sin embargo, la chica sentía la diferencia. Éste era un beso sincero, apasionado, sin miradas curiosas; a pesar de ser los mismos labios y los mismos sentimientos, no era un beso como aquel que había sucedido en la fiesta de fin de Semestre. Fue un beso largo, único, irrepetible; Sofía sabía que ella y Fausto no podían ser algo. Pero en ese momento no importaba el futuro, no importaban las consecuencias o repercusiones.

-Creo que es muy tarde, pediré un taxi- dijo Sofía unos minutos después. -Sofía, en unos días me voy a Moscú, quédate, platiquemos, no quiero estar sólo lo que resta de la noche- pidió Fausto a la chica, quien más nerviosa no podía estar. A Sofía le encantaba tomar riesgos, pero en esta ocasión era algo diferente. Tenía miedo de lo que pudiera llegar a pasar si se quedaba. Aun así con un suave. -Está bien- la chica accedió a quedarse.

Habían pasado ya dos horas desde que Sofía había decidido quedarse, dos horas que se fueron volando mientras la chica y Fausto platicaban. Hubo varios momentos en los que estuvieron a punto de besarse, pero ella o el chico reaccionaban y se separaban uno del otro.

En el jardín comenzaron a escucharse los primeros sonidos de las aves y levemente la gran puerta que daba al jardín comenzaba a iluminarse. Las heridas de Fausto iban bastante bien, el chico se sentía mucho mejor. -Está amaneciendo- dijo el chico mirando a la ventana. -Vamos me siento mejor, te llevo a tu casa- completó Fausto.

-¿Quieres que me vaya?- preguntó Sofía esperando no haber metido la pata. -Por supuesto que no, pero pensé que ya era tarde- respondió Fausto. -No tengo prisa- y diciendo esto Sofía volvió a besar a Fausto.

Después se dirigieron a la cocina, entre besos, risas y pláticas preparaban de desayunar. La mañana estaba hermosa después de la tormenta. -Desayunaremos afuera- dijo Fausto abriendo la gran puerta que daba al jardín. El chico extendió un mantel en el verde y húmedo pasto. -Tendremos un día de campo- avisó a Sofía mientras llevaba los alimentos al exterior.

Después de desayunar la pareja se recostó encima del mantel mirando el despejado cielo. -Es gracioso, tu y yo, aquí en el suelo, vestidos con ropa elegante- dijo Fausto besando a Sofía. -¿Qué pasará mañana? Tu pronto te irás- preguntó Sofía al chico. -No sé que pasará mañana, en unos días me iré y  lo único que te puedo prometer es que jamás olvidaré esta noche- respondió Fausto. Eso no era precisamente lo que Sofía quería escuchar, pero sabía que tal vez por ahora no podía pedir más. Los chicos siguieron platicando, pero cuando Fausto intentó besar a Sofía ella lo evitó, quería comenzar a olvidar sus labios.

-Debo irme- dijo la chica decidida a marcharse, arreglar su automóvil y seguir su nuevo camino, sin Fausto. -Está bien, te ayudaré con tu auto, pero antes quiero darte algo- dijo el chico, quien subió por las escaleras y tardó un par de minutos.

-Me dieron esto hace unos meses, nunca me había importado tanto como hoy- dijo Fausto a Sofía mientras le enseñaba una fotografía de la fiesta de fin de semestre, donde, precisamente, los dos aparecían besándose. -Quiero que esta foto sea un recuerdo de esta noche, de lo que fue y lo que no será y de lo agradecido que estoy contigo por permitirme conocerte- dijo el chico mientras rompía la fotografía en dos. Extendió su mano con una mitad de la foto hacia Sofía, la chica la tomó y la observó detenidamente. Era ella, con los ojos cerrados, besando a alguien que ahora ya no estaba.

Fausto guardó su parte de la foto en la bolsa de su camisa, tomó a Sofía de la mano y caminaron hacia el automóvil. Llegaron a donde estaba el auto de Sofía, lo llevaron a un taller mecánico y Fausto llevó a la chica a su apartamento.

-Tu auto estará listo mañana, lo bueno es que el taller está a un par de calles... Supongo que es todo - dijo el chico cuando se encontraban justo afuera del edificio. -Gracias Fausto- dijo sinceramente Sofía; el chico besó su mejilla, muy cerca de la boca, y con un simple. -Adiós- se marchó.

Mientras subía lentamente las escaleras Sofía pensaba en que era el final de su amor por Fausto, que las cosas sucedieron de una manera muy extraña y que no se repetiría una noche como esa y,  si de algo estaba segura, es que había terminado de la mejor manera posible.

Buscó en su bolso sus llaves y al encontrarlas encontró también la mitad de foto que Fausto acababa de regalarle. La tomó con fuerza entre su mano y dio un gran suspiro.

Unas horas antes Andrea llegó al apartamento con bastantes cajas, se extrañó al percatar la ausencia de su amiga pero comenzó con su mudanza. Estaba casi terminando de desempacar cuando llamaron a la puerta

... Esperen pronto el Desenlace de esta historia...

...Una Foto... Capítulo 24: La Fiesta de Graduación

Recién pasaron las fiestas Sofía volvió al apartamento. Andrea se mudaría en los días próximos, y Darío disfrutaba a su familia un par de días más.

Cuando Sofía revisó el buzón del apartamento encontró una misteriosa carta que iba dirigida a Andrea. La carta no traía remitente, era bastante misteriosa. La chica guardó la carta para poder entregarla a su amiga en cuanto la viera.

La fiesta de graduación se celebraría el siguiente fin de semana y los tres amigos, por separado, comenzaron a prepararse. Debido a la fiesta, Andrea decidió aplazar unos días más su mudanza de regreso al apartamento. Sin embargo las chicas planearon verse para comprar juntas sus vestidos; plan que no se concretó ya que la madre de Sofía decidió sorprenderla regalándole a la chica un hermoso vestido. Por alguna u otra razón Sofía no podía entregar a su amiga la misteriosa carta. Darío tenía más que listo su smoking de gala, no estaba acostumbrado a utilizar este tipo de atuendo, pero su madre prácticamente lo forzó a usarlo para la especial ocasión.

El sábado por la tarde la recepción de un lujoso hotel comenzaba a recibir a amigos, familiares y a los mismos graduados. Bianca y Daniel llegaron juntos, la chica lucía un nuevo corte de cabello y un sensual vestido color vino, por su parte Daniel vestía un sencillo traje y era acompañado por sus padres. Sofía entró justo detrás de ellos, el vestido azul marino que le había comprado su madre le amoldaba perfectamente al cuerpo, entró de la mano de su padre, su madre y su hermano menor iban detrás de ellos. Minutos después entró Isabella, despampanante como siempre, su peinado simple y elegante y su largo vestido rojo atrajeron la mirada de varios chicos. Junto a su hermana Andrea entró a la recepción, la chica había optado por un sobrio y fino vestido negro, los padres de la chica también la acompañaban. Flora llegó con un vestido rosa mexicano, llamativo pero no por eso menos hermoso, sus padres y sus hermanas también asistían a la graduación. Paulo y Fausto llegaron juntos, nadie los acompañaba, los dos amigos lucían casuales y modernos. Casi al final llegó Darío, acompañado de sus padres, sus hermanos y sus sobrinos. Era bastante numerosa la familia de Darío, pero ningún miembro quería perderse tan importante momento en la vida del joven.

El director de la Universidad se encontraba al centro de la pista, listo para dar su tradicional discurso. Cuando todos se encontraban en sus asientos el discurso comenzó.

"Es para mi una satisfacción estar aquí para presentarles a los nuevos precursores del arte quienes volarán al mundo real, una vez más me siento complacido al ver que después de años de constancia y estudio estos jóvenes alcanzan la meta y ya preparados van a por sus sueños. Estoy seguro que habrá muchos éxitos como éste en sus vidas. Los Felicito y me siento muy orgulloso de ustedes. Ahora si, que comience la fiesta".

Justo el director terminó de hablar, la música comenzó a sonar y las luces se apagaron para dar lugar a la iluminación de la pista de baile. En un par de minutos la pista se abarrotó de gente. Bianca y Daniel, Paulo y Sofía, Andrea y Flora, todos bailaban alegremente. El único ausente era Darío.

-No estés tan desanimado Darío, ven vamos a bailar- dijo alguien a la espalda del chico quien no tenía ni la más mínima intención de bailar, volteó la mirada a pesar de estar seguro de quien se trataba. Era Isabella. La chica lo tomó de la mano y después de un leve forcejeo Darío accedió. Cuando Sofía y Andrea vieron a su amigo con Isabella se quedaron estupefactas, y a la vez les alegró ver a su amigo divirtiéndose.

Y así era, el chico se desconectó del mundo y sólo movía su cuerpo, veía a Isabella pero su mente estaba en blanco, la música era su única guía, sonreía, disfrutaba el momento.

Minutos después sirvieron la cena, los amigos estaban sentados juntos. -Con que bailando con Isabella- dijo Sofía a su amigo dándole un codazo. -Bueno, no podía ser grosero, además creo que ya me faltaba divertirme- respondió su amigo con una sonrisa en su rostro. -Debes ser cuidadoso Darío, no queremos que vuelvas a sufrir por amor, y más si ya la habías superado- dijo Andrea con su cotidiano tono preocupado. -Tranquila Andrea, no pasa nada, superada está y estará de ahora en adelante, pero eso no me impide bailar con ella- Darío trataba de tranquilizar a sus amigas, el chico sabía que no le creían del todo, pero el tiempo le daría la razón a quien la tuviera.

Después de la cena siguió el baile, Darío fotografiaba cada divertido momento de la celebración. Como en todas las fiestas el tiempo fluía como agua derramándose. La música cambió de repente a un ritmo más tranquilo y romántico, muchos asistentes desalojaron la pista, incluidas Andrea, Flora y Sofía.

Cuando las chicas estaban a punto de tomar asiento alguien se acercó tomando a Sofía del brazo. -¿Quisieras bailar conmigo?- era él, con su aire seco y orgulloso, pero él a fin de cuentas. La chica aceptó al instante y se dirigieron a la pista de baile.

Pronto Darío se percató de la nueva pareja que bailaba en la pista. Eran Fausto y Sofía, quienes con un suave compás se movían al sonido de la música. Darío no perdió el tiempo y con su cámara fotográfica capturó el momento tan soñado por su amiga. La música terminó después de unos minutos y las luces fueron apagadas.




En una pantalla de comenzaron a proyectar fotografías de los alumnos ahora graduados. El anuario, las fotos con togas y birretes. Fotografías de los participantes del concierto. Una que otra fotografía graciosa y las mejores: fotografías de grupos de amigos. Cuando la proyección casi terminaba apareció una fotografía de Sofía, Darío y Andrea en su primer semestre, abrazados, sonriendo.

Los tres amigos se miraron y entre risa y las lágrimas se abrazaron. -Hasta noveno y más- dijo Andrea con voz entrecortada por la emoción. -Basta de cursilerías, vamos a divertirnos- respondió Darío después del largo y emotivo abrazo.

La música comenzó a sonar nuevamente y los chicos fueron a bailar a la abarrotada fiesta, ya no había parejas; todos los graduados, conocidos y no conocidos, bailaban en un gran círculo. La fotografía oficial fue capturada en ese momento, todos los graduados al centro de la pista.

Era ya de madrugada cuando una banda de rock integrada por alumnos de la escuela cerró oficialmente la graduación. Cuando la banda terminó de tocar todos comenzaron a levantarse de sus asientos y tomar sus cosas.

-Nos vemos el lunes, tengo que pasar por unas cosas a la universidad y después regresaré al apartamento-dijo Darío a sus amigas. El chico regresaría , después de una larga estancia en casa de sus padres, al apartamento. Sus amigas se despidieron de él y el chico se marchó con su familia.

-Yo también me voy, mañana temprano comenzaré a llevar mis cosas al apartamento- dijo Andrea a Sofía. -Está bien, te veo mañana. ¡Espera! Antes de que te vayas debo darte algo- respondió Sofía mientras sacaba de su bolso la carta que había llegado al apartamento para su amiga. Andrea no prestó atención a la carta y se despidió de su amiga.

Sofía se disponía a marcharse, sus padres le propusieron que pasara la noche en casa pero la chica prefirió regresar al apartamento. Se despidió de su familia en la entrada del hotel y subió a su auto.

Mientras Darío conducía camino a casa de sus padres pensaba en lo bien que lo había pasado con Isabella y en la débil pero eterna llama de atracción que sentía hacia ella. Corina aparecía en sus pensamientos y dicha llama se apagaba al instante, aunque minutos después resurgía leve y silenciosamente.

Andrea miraba la empañada ventana del auto, por fin su vida tomaría otro rumbo, ahora estaba lista para crecer, regresaría al apartamento, de donde nunca debió haber huido. Recordó la carta que le había dado su amiga Sofía. Abrió su bolso y la tomó entre sus manos. La carta no traía remitente, pero cuando identificó la letra que había escrito el destinatario cerró el puño con todas sus fuerzas, arrugando así la carta.

Sofía conducía por la solitaria y fría carretera. Tenía varios días que el neumático frontal izquierdo de su auto hacía un sonido extraño, la chica no había prestado atención a tal ruido. Sin embargo, esa noche en medio de la nada el sonido empezó a empeorar, hasta que el auto se detuvo por completo y comenzó a sacar humo. La chica no podía creer lo que estaba pasando, dijo un par de malas palabras, intentó llamar a sus padres sin éxito alguno, se comenzó a resignar, creía que pasaría la noche dentro de su auto frío e incómodo. Cerró sus ojos y apagó la radio. Por unos minutos estuvo ahí, escuchando el silencio. Un "toc-toc" en su ventanilla la obligó a abrir los ojos. En medio de la empañada ventana pudo distinguir el rostro de Fausto.

 ...Esperen MUY Pronto el capítulo 25...

jueves, agosto 26, 2010

....Una Foto... Capítulo 23: Otro Año Termina

La última mañana del año Darío decidió visitar por primera vez el cementerio donde descansaban los restos de Corina. Al enterarse del plan de su amigo, Sofía y Andrea decidieron acompañarlo.

La mañana estaba helada, parecía que después de tantos años volvería a nevar en la ciudad. A las 10 de la mañana en punto los tres amigos se encontraron en el Café de la Plaza, bebieron una taza de café caliente y después de una plática de como habían pasado Nochebuena salieron de la cafetería para dirigirse al cementerio que quedaba a fueras de la ciudad.

Con guantes en manos, abrigos, chamarras y gorros, los tres amigos subieron al auto de Sofía. La amena plática que había comenzado en la cafetería continuaba y aligeraba el largo y transitado camino. -Gracias por acompañarme, honestamente no quería hacer este viaje solo- dijo Darío mientras calentaba sus manos frotándolas una con otra. -Sabes que para eso estamos- respondió Andrea a su amigo.

-¿Saben? Tiene mucho que no cantamos a todo pulmón, como antes, cuando no vivíamos juntos y salíamos a divertirnos, recuerdo que cantábamos pésimo, pero era bastante divertido- dijo Sofía a sus amigos mientras conducía. Darío, quien iba de copiloto, subió el volumen de la música. -Creo que yo también extraño eso de cantar estridentemente ¿Listas?- dijo el chico a sus amigas mientras subía el volumen un poco más.

Los tres chicos comenzaron a cantar sin temor a que alguien los viera o escuchara, simplemente disfrutaban y se divertían. Darío, como de costumbre, cargaba con su cámara fotográfica. El chico comenzó a fotografiar a sus amigas mientras cantaban, también se fotografiaba a el mismo y a los tres juntos.


Pronto llegaron al cementerio, era un lugar hermoso y lleno de paz. Un inmenso y quieto jardín con pequeñas e idénticas lápidas blancas. El sol se asomaba débilmente entre las nubes e iluminaba el verde césped. Definitivamente era un lugar de descanso eterno donde lo único que se escuchaba era el silencio. Los chicos caminaron hasta encontrar la lápida de Corina.






Darío llevaba en sus manos un ramo de coloridas flores, las acomodó en la tumba y se quedó observándolas por un par de minutos. Sus amigas se encontraban paradas detrás de él. El chico suspiró y comenzó a hablar dirigiéndose al sepulcro. -Aun no entiendo porque sucedieron así las cosas, lo único que sé es que mi amor por ti será eterno, una vez te dije que no creía en las almas gemelas, y aquí estoy a casi dos meses de tu muerte recordando lo equivocado que estaba, sabes que tu eres y serás la otra parte de mi. Te amo y te extraño. Por Siempremente Corina... Por Siempremente...- y diciendo esto Darío beso su mano y rozó su palma en la lápida. Segundos después comenzó a llorar. Sus amigas lo abrazaron y lo consolaron.

Darío siguió mirando el lugar donde reposaban los restos de Corina, por su mente pasaban todos y cada uno de los momentos que había vivido con ella. Sabía que ahora debía seguir adelante, tenía toda una vida por vivir y quería ser feliz. Sin que su amigo se percatara Andrea y Sofía regresaron al auto. Darío seguía recordando, aun podía sentir sus besos, su cabello, aun podía oler su aroma. Estaba consciente que no sería fácil. Pero estaba ahí para prometerse y prometerle al amor de su vida que sería feliz y que pasara lo que pasara él la amaría hasta que también partiera de este mundo.

-Darío, debemos irnos, se avecina una tormenta- dijo Sofía a su amigo. Andrea sostenía en su mano tres globos flotantes. -Antes irnos queremos que tomes este globo y sigas las instrucciones que te daremos- dijo Andrea a su amigo.

-Otro año termina, y con el se van muchísimas cosas, este globo representa lo que queremos que se vaya con el año que está por terminar para así seguir adelante- explicó Sofía a Darío. -Así que piensa que es lo que quieres que se vaya, y cuando estés listo deja ir tu globo- completó Andrea.

Sofía pensó en Héctor, en la culpabilidad que sentía por no haber aprendido a quererlo. Y pensaba en Fausto, en lo mal que habían iniciado y en los sentimientos que el joven provocaba en ella. Sofía soltó el cordón y dejó ir su globo.

Andrea pensó en su miedo y su inseguridad al cantar, en sus temores por comenzar una nueva vida, en el adiós de Luis Alcázar, en su distanciamiento con Sofía y Darío y en el rompimiento con Daniel. Con esperanza y determinación el globo de Andrea comenzó a elevarse por los aires.

Darío pensó en Bianca, en su bebé. Pensó en Isabella y en los celos que sentía cuando la veía con otro chico y en lo estúpido que ahora se sentía po ello, recordó su  libreta perdida. Pensó en el día que casi se inscribe al taller de Periodismo. En el día que conocío a Corina, en su festejo de primer mes de novios, en la promesa que le había hecho. Finalmente pensó en el terremoto, en la televisión de la clínica, en el mensaje que su novia le había mandado minutos antes de morir. Pensó que no quería olvidar a Corina, que la guardaría en un lugar muy especial en su mente y en su corazón. Mirando al cielo y pensando en su alma gemela, Darío abrió suavemente su mano y dejó ir el globo, ese globo que se llevaba toda la desgracia, toda la tristeza, toda la melancolía, dejando en el chico los más felices y emotivos recuerdos de ese año.


El chico soltó una última lágrima y tomando a Sofía y a Andrea de las manos esperaron a que los tres globos desaparecieran de su vista perdiéndose en el infinito cielo.

Otro Año Termina y se van con el muchas vivencias , fortunas, tragedias, aciertos, errores, alegrías, tristezas. Lo importante es aprender de lo peor y recordar sólo lo mejor y tomarlo como inspiración para seguir adelante en el año que comienza... Esperen pronto el capítulo 24...

miércoles, agosto 25, 2010

...Una Foto... Capítulo 22: La Cena de Navidad



La Navidad comenzaba a invadir las calles de la ciudad, luces de colores, árboles de Navidad y adornos alusivos a la fecha dejaban poco a poco atrás la tan reciente desgracia.  En el apartamento Darío y Sofía ya habían puesto un sencillo árbol adornado con luces y esferas. Era la primera Navidad que pasaban viviendo juntos y a pesar de que pasarían las festividades con su familia no querían dejar pasar por alto esta época del año, la cual, era la favorita de los chicos.




-Me encantaría que antes de Nochebuena hiciéramos una cena entre amigos ¿Te parece buena idea?- preguntó Sofía a su amigo la noche que terminaron de adornar el apartamento. -Suena Grandioso, aunque honestamente yo preferiría que no armáramos alboroto- últimamente el chico no estaba de ánimos, y la idea de una estridente fiesta en el apartamento no lo convencía del todo. -Vamos Darío anímate, además sería una cena tranquila, nada de fiesta, sólo para pasarla a gusto entre amigos- Sofía de verdad quería festejar con sus amigos y creía que eso ayudaría mucho a Darío. Al final el chico accedió y comenzaron a planear la cena.

Había pasado ya un mes del terremoto y afortunadamente la mayor parte de la ciudad había vuelto a la normalidad. Darío había vivido ya un mes sin Corina y a pesar de que el chico no dejaba de extrañarla se comenzaba a sentir un poco mejor.

El día de la cena llegó. El apartamento lucía como de costumbre, moderno, sobrio pero elegante. La mesa estaba puesta y un hermoso arreglo de nochebuenas estaba al centro. Con muchos líos Sofía, Andrea y Darío cocinaron los platillos que servirían en la cena. Los tres amigos se divirtieron mucho en la cocina, pero al final todo quedó hecho un desastre. -Chicos, últimamente paso mucho tiempo aquí, creo que, bueno si ustedes quieren, me gustaría regresar a vivir aquí- dijo Andrea a sus amigos mientras limpiaban la cocina y dejaban todo en orden para la cena. Darío y Sofía miraron a su amiga incrédulos. -¿Estás segura?- preguntó Darío a su amiga. - Debes entender que no puedes estar dejando tu casa y regresar cada vez que algún problema te aceche- dijo Sofía a Andrea que los miraba con atención. -Está bien chicos, si prefieren que no regrese lo entiendo- dijo Andrea bastante sentida. -No es eso Andrea, sabes que aquí siempre serás bien recibida, pero debes aprender a hacerte responsable de tus decisiones y a todo lo que éstas conllevan- dijo Sofía a su amiga. Darío y Sofía querían que Andrea regresara, pero desde el principio mostraron cierto desacuerdo por como había actuado su amiga cuando Luis la abandonó. -Tienen razón, pero creo que el momento de seguir adelante llegó, me considero una mujer fuerte y he olvidado a Luis, ahora estoy realmente preparada para hacer mi vida independiente- Al decir esto Andrea se notaba decidida, segura de sí misma, ahora sabía lo que quería.

La seguridad y convicción de Andrea dio resultados. Pasados unos minutos Sofía dijo. -sería mejor que te mudaras a principio de año, estos días estaremos en casa de nuestros padres- La sonrisa de Andrea fue eminente.- Le tendré que decir a Jonás que la habitación ya no está disponible.-Darío completó y con una sincera y profunda alegría Andrea abrazó a sus amigos.


Al llegar la noche los invitados comenzaron a llegar, todos vestían elegantemente. -Bienvenidos, Felices Fiestas- decía Darío cada que abría la puerta para recibir a alguien. Entre los invitados se encontraban Paulo, Flora (su padre había accedido a dejarla asistir) y Jonás. Cuando todos los asistentes a la cena estuvieron presentes Sofía levantó su copa e intentó dar un solemne discurso. -Antes que nada quiero que sepan que nos da mucho gusto que estemos aquí festejando juntos esta época tan bonita del año, espero que esta reunión sirva para olvidar un poco lo que pasó hace unas semanas. Se que han sido tiempos difíciles, pero siempre he pensado que la única manera de sobrellevarlos es ésta, uniéndonos, disfrutándonos, viviendo... Esto sólo nos demuestra lo agradecidos que debemos estar con la vida por brindarnos una familia, buenos amigos y seres queridos. Debemos disfrutar cada momento que estemos juntos como Corina y Darío lo hicieron, así cuando nos vayamos de este planeta los recuerdos nos mantendrán vivos y viviremos en los corazones de quienes se quedan. Disfrutemos mucho la Navidad con nuestros seres queridos.- parecía extraño que Sofía dijera este tipo de palabras, sin embargo cuando la chica había hablado de corazón.

Todos brindaron y chocaron sus copas, después se sirvió la cena y todos deleitaron su paladar con los platillos que con tanto esfuerzo habían preparado los tres amigos. Al terminar de cenar todos comenzaron a conversar, Darío capturó algunos instantes de la noche con su cámara y se repartieron algunos regalos.

Ya entrada la madrugada la cena llegó a su fin y a pesar de lo tarde que era los tres amigos comenzaron a limpiar y ordenar el apartamento. Darío se encontraba en la cocina secando los platos cuando su amiga Sofía entró. -Sofía, yo quería... Yo quería agradecerte por las palabras que dijiste cuando brindamos, me hiciste ver las cosas desde otro punto de vista, creo que tienes mucha razón- dijo el chico mientras Sofía guardaba la comida sobrante. -Sabes, solo dije lo que pensaba, creo que de alguna manera quería hacerte ver que aun existimos muchas personas que te queremos en este mundo y que no nos gusta verte así y si pensé en esta cena y dije lo que dije fue con ese propósito- dijo Sofía a su amigo mirándolo a los ojos. Era extraño que la chica hablara así, tan sinceramente con su amigo, y Darío lo agradecía, lo agradecía infinitamente. El chico secó sus manos y sin decir una palabra abrazó a su amiga.-Gracias Sofía-.

A la mañana siguiente Sofía y Darío empacaron sus cosas, esa misma tarde los chicos regresaron a la casa de sus respectivas familias para celebrar las fiestas. El apartamento estaría deshabitado por un par de semanas, pero eso no lo sabía el cartero, quien un día no muy particular entregó en el buzón una carta muy interesante que no sería leída hasta que los chicos regresaran al departamento... Esperen pronto el capítulo 23 ...

domingo, agosto 22, 2010

...Una Foto... Capítulo 21: Melancólico Fin de Semestre

Darío no creía que lo que acababa de escuchar fuera real; se puso de pie y corrió desesperado al auto de Sofía, donde estaba su teléfono móvil, quería llamar a Corina, escuchar su voz, despertar de la horrible pesadilla.

Al tomar por fin su teléfono entre sus manos y  antes de que pudiera hacer cualquier cosa, notó que tenía un mensaje de texto sin leer. El chico rogaba que fuera de su novia, y así era. El mensaje estaba conformado por dos simples palabras. "Por Siempremente". Y había sido enviado por la mañana, unos par de minutos antes del terremoto. Darío no tenía ni idea de como Corina había logrado escribir dicho mensaje. Lo único que sabia ahora es que lo que había escuchado en el televisor era verdad, el alma le dolía, sentía que habían arrancado una parte de él. Corina había muerto.

Los siguientes días siguieron las obras de rescate y limpieza. Las calles olían a desgracia, se percibía la tristeza y la muerte. Hubo zonas muy afectadas, habían otras que apenas y habían recibido el  impacto del terremoto. Sería largo el proceso de recuperación.

Darío asistió a la despedida de Corina, no sabía si era buena idea pero quería estar ahí, con ella. Distinguió a la madre de Corina, era muy parecida a la chica. Un joven alto, de tez blanca y lacio cabello negro acompañaba a la señora a todos lados. Darío no tardó en descubrir que el chico era Mauro, quien a pesar de tener y algunos meses de no ser nada de Corina, seguía siendo presentado ante todos como el abatido novio de la chica. Darío no tuvo más remedio que presentarse como un amigo y después de poco rato de estar ahí, se marchó.

Había pasado ya una semana del terrible suceso y poco a poco la atareada vida en la ciudad retomaba su curso. El primer día de clases después del terremoto el director dio un solemne discurso en honor a los alumnos fallecidos en el terremoto.

"Hoy hemos decidido retomar el camino, algunos de nuestros estudiantes se han ido para no volver jamás y dejar sus sueños y metas sin cumplir. Es una verdadera pena que los estudiantes de Diseño de Interiores visitaran el museo aquel día, pero debemos entender que cada uno de nosotros tenemos una razón de estar en este mundo y tal vez, sólo tal vez ellos cumplieron su cometido en la vida a pesar de ser tan jóvenes. Hoy regresamos a las aulas, pero hagámoslo con dedicación, esfuerzo y responsabilidad, así al cumplir nuestros sueños y metas, estaremos cumpliendo también las de nuestros fallecidos alumnos, compañeros y amigos."

Terminado el discurso del director los estudiantes se dirigieron a sus clases....

Llegó el Martes, Darío y Sofía asistieron al Taller de Fotografía, el chico aun estaba muy afectado, ver el estudio le recordó a Corina, sintió como un nudo se formaba en su garganta.
-Darío, se que no es el momento, pero si no te doy esto las iban a desechar, creí que preferirías conservarlas- dijo el profesor al chico mientras le entregaba unas fotografías. Todas eran fotografías que Corina había tomado y al final, se encontraban las fotografías de la Darío y la chica besándose, ese exquisito y diferente beso que había sucedido hace tan sólo unos días y que jamás volvería a sentir.

Cuando volvieron al apartamento Darío sacó las fotografías y le contó lo sucedido a su amiga Andrea, la chica los visitaba muy seguido desde lo sucedido. -Ese viejo profesor está loco "creí que preferirías conservarlas". Quien va querer conservar esto- dijo el chico aventando las fotografías al piso. Andrea se  levantó de su silla y se dirigió a la que antes era su habitación, donde ahora solo estaban sus muebles De su buró sacó unas fotografías y regresó con ellas en mano.-Una vez me dijiste que las fotografías son lo único que nos sirve para recordar, tanto lo bueno como lo malo, tanto lo dulce como lo amargo. Se que estás desecho por lo que le sucedió a Corina, pero esas fotos son lo único que queda de su relación, que aunque tuvo un terrible final es la mejor que has tenido desde que te conozco, sabemos que te dolió y que tardarás en superarlo, pero cuando eso suceda puedes arrepentirte de haberte desecho de ellas, consérvalas Darío. - y diciendo esto Andrea le mostró a su amigo las fotos que tenía en la mano. Eran las fotografías que él mismo le había dado a su amiga, donde la chica aparecía con Luis Alcázar. -¿Lo Recuerdas Darío? creo que cuando me diste esto tenías mucha razón, no me hagas creer que lo que me escribiste en esa nota solo eran palabras vacías para sentirme mejor.- dijo Andrea refiriéndose a la nota que venía en el sobre el día que su amigo le entregó esas fotografías. Después de unos minutos el chico recogió las fotos de Corina del piso y apretándolas fuertemente a su pecho lloró como no había podido hacerlo en muchos días. Era un llanto amargo, lleno de dolor y melancolía. Sus amigas se acercaron a él y lo abrazaron fuertemente.




Diciembre llegó con un frío invernal, las Navidades se acercaban, pero la calle lucía lúgubre. Era de esperarse por lo sucedido que esta sería una tranquila y pálida Navidad en la ciudad. En la universidad las clases estaban a tan solo dos días de terminar. Para los estudiantes de último semestre esos días estaban llenos de presiones y trámites, después de casi cinco años de estudio continuo por fin alcanzaban la tan añorada meta.






-No puedo creer que ya hayamos terminado- dijo Sofía uno de los últimos días que disfrutaban sentados los tres amigos en la banquita de siempre. -Yo tampoco, parece que fue ayer cuando decíamos que nuestra amistad duraría hasta último semestre- le respondió Andrea a su amiga. Darío estaba pensativo. -¿Qué tienes Darío?- preguntó Andrea a su amigo. - Siempre pensé con la Fiesta de Graduación, Corina sería mi pareja. No tengo ánimos de asistir, pero es mi graduación y nunca más podré volver a vivirla- contestó el chico a su amiga. -No es obligatorio que lleves pareja- dijo Sofía a Darío. -Además estoy segura que a Corina le encantaría que asistieras- acompletó Andrea.  Los tres amigos siguieron platicando y Darío tomaba fotos a su universidad. Pronto en esas paredes no quedarían más que recuerdos y vivencias de los tres amigos.

Darío estaba indeciso, sabía que quería asistir a su graduación, pero pensaba en Corina y los ánimos se le iban al suelo. Tenía buen tiempo para pensar ya que, dadas las circunstancias, la fiesta de graduación se había aplazado hasta después de Las Navidades... Esperen pronto el capítulo 22...

jueves, agosto 19, 2010

...Una Foto... Capítulo 20: Algo Viene

El fin de semestre se acercaba una vez más, parecía increíble que otra vez habían pasado casi seis meses; los proyectos finales agobiaban la mente de los estudiantes y para Sofía, Andrea y Darío además de la presión escolar, había incertidumbre, miedo y a la vez emoción por la tan añorada graduación.

A pesar de que Flora ya no vivía con los chicos en el apartamento, Darío y Sofía no tenían prisa por encontrar nuevo inquilino, usarían el dinero que Flora les había pagado por adelantado en caso de que no consiguieran quien ocupara la habitación.

-Los conseguí- dijo Darío llegando una tarde al apartamento -Dos Boletos para ver a "Los Hermanos del Rock" en primera fila, Corina no lo podrá creer- dijo el chico mientras enseñaba los boletos a su amiga Sofía. -Que bueno que los pudiste conseguir- la chica parecía distrída. -¿Qué pasa Sofía?- preguntó su amigo. -Nada, simplemente me acordé de Fausto, me pregunto porque no pude olvidarlo con Héctor así como tu olvidaste a Isabella con Corina- después de  decir esto la chica decidió concentrarse en su tarea. Un par de minutos después su amigo habló.-No sé ni como responderte, puedo creer que Héctor no era el indicado, pero estoy seguro que pronto llegará alguien a tu vida que te ayude a olvidar a Fausto; de todas maneras, pronto dejarás de verlo y eso ayudará.-

Cuando Corina se enteró que su novio había conseguido los boletos para el concierto no le importó que el estudio fotográfico del taller estuviera a oscuras y se abalanzó a los brazos del chico.-No puedo creer que los hayas conseguido, Eres increíble- y diciendo esto, sin importar que todos estuvieran viéndolos Corina besó a Darío como no lo había hecho jamás, sin prisa pero sin calma, no tan dulce, no tan fogoso, el chico mordió el labio de su novia y la tomó por la cintura. Sus compañeros del taller, incluida Sofía, tomaron las cámaras y capturaron ese bello instante. 

-No puedo creer que en pleno noviembre haga este calor- dijo Darío a la mañana siguiente mientras se quitaba su chamarra. Sus amigas se encontraban en la misma banquita de siempre. -Lo sé, lleva varios días así, dicen que cuando hace mucho calor es porque algo se acerca...- dijo Flora hablando con seriedad. -¿Algo cómo que? Yo sólo pienso que falta que caiga una gran tormenta invernal para que el frío regrese- respondió Darío mientras se sentaba en la banquita. -Por cierto, Jonás me dijo que le gustaría vivir con nosotros, me dijo que comentaría a su padre acerca de rentar la habitación, creo que ya tenemos nuevo inquilino.- les contó el chico a sus amigas. -Eso está perfecto, podremos devolverte tu dinero Flora.- dijo Sofía dirigiéndose a la chica. -No te preocupes Sofía, ya les dije que por el dinero no hay problema.- le contestó su amiga gentilmente. -Chicos, nos vemos después, Flora y yo tenemos clase, vamos Flora, no quiero llegar tarde-  Andrea y Flora se levantaron de la banquita y fueron a su clase. -Yo también tengo que irme a clase, pero esperaré un poco más- dijo Sofía a Darío. -Yo veré a Corina en la cafetería, mañana no la podré ver y quiero disfrutarla hoy lo más que pueda- el chico sonaba muy entusiasmado, más que de costumbre. -¿ Y por qué no podrás verla mañana? - le preguntó su amiga mientras tomaba su mochila.-Irá a una excursión a un museo de arquitectura barroco o algo así, su maestra de arquitectura está loca- respondió Darío a su amiga, quien se despidió de su amigo y se dirigió a su clase.

-Me encanto el beso de ayer- dijo Darío al oido de Corina. La pareja estaba sentada en una mesita en el exterior de la cafetería.-Fue como siempre- contestó la chica. -Fue como nunca- dijo el chico y besó a su novia en la mejilla.-Corina, no me cansaré jamás de decirte todo lo que siento por ti. Corina, quiero... quiero estar junto a tí, quiero sentir tu cuerpo, quiero unir tu alma con la mía, quiero que seas mi mujer, quiero amarte en todos los aspectos.- la chica se extrañó al escuchar a  Darío decir esas palabras.- Darío jamás he estado con nadie, te amo como no te imaginas, creo que yo también quiero estar contigo, pero hoy no hablemos de eso, hoy no por favor, te prometó que lo pensaré y en cuanto tome una decisión te lo diré- dijo la chica esperando que su novio entendiera. -No te preocupes Corina, entiendo y esperaré el tiempo que sea necesario, no te presiones y piensa bien lo que tengas que pensar- respondió Darío mientras acariciaba la sueva mejilla de Corina. -Gracias Darío, Te Amo- y con un beso, sellaron esa conversación.

Esa noche Darío tuvo pesadillas, veía a su familia correr angustiadamente, a sus amigas sufriendo, se soñaba a sí mismo en el concierto de "Los Hermanos del Rock" pero no veía a Corina. Despertó agitadamente un par de veces. No fue una buena noche para Darío.

Era la mañana del 12 de Noviembre. Darío sentía suelo a causa de sus pesadillas. Mandó un mensaje de texto a Corina:

"Suerte en tu Aburrido Paseo a ese aburrido museo.Te Amo"

Y así el chico comenzó a vestirse para ir a la universidad. El calor era más fuerte que el día anterior. El chico no vistió suéter, ni bufanda, ni abrigo. No hacía falta, toda la gente estaba asándose. Darío subió al tren en camino a la universidad, el vagón estaba hirviendo, a pesar de la ventilación el chico sentía asfixiarse.

Sofía ya se encontraba en la universidad, tomando clases, su salón de clases estaba ubicado en el último piso de uno de los edicios más altos de la institución, dibujaba una figura abstracta mientras fingía poner atención a su profesor.

Andrea aun estaba en su casa, hacía su maleta para la clase de baile, desayunaría con su familia y posteriormente iría a la universidad. Veía la televisión, aun tenía tiempo y no le gustaba presionarse.

Eran las 10:42 de la mañana y sucedió. Algo que ni Darío, ni Sofía, ni Andrea esperaban. Algo que ni el mismísimo presidente hubiera podido evitar.

Darío justo bajaba del tren, en el andén la gente comenzó a correr sin dirección, desesperados asustados, nerviosos. El chico tardó en comprender lo que sucedía, cuando se percató de lo que estaba pasando fue demasiado tarde, un hombre lo empujó con tanta fuerza que lo derribó y tiró al piso. El chico comenzó a ser pateado, golpeado y pisoteado.

Sofía soltó su lápiz y escuchó las alarmas, observó las lámparas del salón de clase, y sin pensarlo se puso de pie, corrió a la puerta y se dirigió a las escaleras. Tenía que salir del edificio a como diera lugar, los pasillos y escaleras estaban abarrotados, todos gritaban, corrían e incluso lloraban.

Andrea sintió un leve mareo, no le puso atención y siguió empacando, miró a la televisión y escuchó con atención lo que los conductores estaban diciendo, la escenografía se movía, Andrea tomó su teléfono móvil y corrió al patio de su casa donde ya se encontraban sus padres y su hermana.

Corina visitaba una de las primeras salas del museo, el edificio era viejo y como su nombre lo decía barroco, observaba los acabados, las decoraciones, la iluminación, esuchaba la interesante explicación del guía. El candelabro que colgaba del techo comenzó a moverse de un lado a otro. Todos comenzaron a gritar. Las paredes crujían ferozmente, las ventantas comenzaron a estrellarse. La chica entró en pánico, no sabía hacía donde ir, corrió a la puerta que se encontraba al otro lado de la gran sala, el techo comenzó a desmoronarse...

Eran las 10:42 de la mañana del 12 de Noviembre, un sismo de 7.7 Grados acababa de sacudir a la ciudad entera. Fueron los 87 segundos más horribles que la ciudad haya vivido en mucho tiempo. 87 segundos que a muchos les costaría la vida, o la de sus seres queridos...

-En mi casa no pasó nada, no logro escucharte bien, no pude comunicarme con Darío- dijo Andrea a su amiga Sofía por teléfono. Habían pasado ya dos horas del horrible incidente, los teléfonos móviles aun servían, pero la red parecía estar saturada, era excesivamente difícil comunicarse, en algunas zonas no había luz ni teléfono, muchos edificios resistieron el terremoto; sin embargo algunos edificios antiguos no habían soportado el impacto.

Sofía llegó al apartamento, su amigo no estaba ahí, como pudo siguió la ruta que usaba su amigo para diriigirse a la universidad, y ahí estaba, en el andén del tren, inconsciente. Trataba de comunicarse con la familia de Darío, con Andrea, con quien fuera que la pudiera ayudar. Sonaban miles de sirenas de ambulancias, muy distantes y a la vez muy cercanas. Intentó despertar a su amigo, sin lograr nada, corrió a buscar ayuda.

Cuando comenzaba a anochecer los servicios comenzaban a reestablecerse, era un poco más sencillo comunicarse por teléfono móvil, el radio y la televisión podían sintonizarse sin problema. Sofía había conseguido llevar a su amigo a una clínica, los padres de Darío ya se encontraban ahí. El chico despertó a las 8:23 de la noche, tenía algunos moretones y raspones, pero se encontraba bien. Sus padres lo abrazaron fuertemente. -Todos estamos bien, sabes que nunca pasa nada en casa, los temblores no se sienten- dijo su madre a Darío con lágrimas en los ojos. -Tengo que contactar a Corina- dijo el chico buscando en sus bolsillos su teléfono móvil. -La universidad resultó ílesa, no te preocupes, estoy segura que está bien- dijo Sofía a su amigo. -No estaba en la universidad- contestó Darío a su amiga.-¡Oh! lo olvidé, bueno vámonos de aquí, y busquemos como localizarla, cálmate, estará bien ya lo verás- alentó Sofía a su amigo. Estaban por salir de la clínica cuando Darío puso atención al televisor, se detuvo al creer escuchar la palabra "Barroco"...

El boletín informativo de la televisión daba una lista de los edificios que resultaron afectados y de los edificios que se derrumbaron. Por un momento Darío dejó de escuchar los lamentos de la gente, los apurados pasos de las enfermeraas y doctores, las sirenas de las ambulancias y al mismo presentador de noticias. Solo tenía atención para lo que sus ojos leían. "Museo de Arquitectura Barroco: Sin Sobrevivientes". El chico se derrumbó e hincado, a mitad de la clínica gritó y comenzó a llorar amargamente.

Algo Viene, y se acerca cada día más, debemos disfrutar cada simple e irrelevante hecho de nuestras vidas, porque no sabemos si mañana estaremos para hacerlo...Esperen Pronto el Capítulo 21...




miércoles, agosto 18, 2010

...Una Foto... Capítulo 19: El Secreto de Flora

El jilguero y el verde pinzón revoloteaban cantando alegremente esa mañana, Flora los miraba recargada en los barrotes de su ventana. Hoy, por quinta ocasión había ido a dormir a su casa, sabía que no era correcto el modo en el que había manejado las cosas; pero sabía también que lo que más deseaba en todo el mundo era ser tan libre como las aves que alegres le presumían su libertad.



-Es que no puede ser posible, otra vez no llegó a dormir, y sin contar las veces que ha llegado de madrugada. Andrea tienes que decirnos que pasa con Flora- Darío estaba bastante contrariado por el comportamiento de Flora, lo mismo, lo llevo a desconfiar de la chica. Por ello pedía explicaciones a Andrea. -Darío tiene razón. Lo que sea que haga Flora no es bueno y tenemos el derecho de saberlo- apoyó Sofía a su amigo. -¡Basta Chicos! Se que la forma de vida de Flora los desconcierta, pero juré que no diría nada, lo único que puedo decirles es que no está metida en algo malo, pero ¿Por qué no le preguntan ustedes mismos? Entiendo que merecen una explicación y Flora debe dárselas- Andrea se encontraba en un dilema, por un lado había prometido a Flora no decir nada, y por otro Darío y Sofía eran sus mejores amigos y no podía mentirles.

-Eso es lo que haremos, le exigiremos una explicación- dijo Darío mientras escribía un mensaje de texto dirigido a Flora:

"Flora, nos urge hablar contigo, creemos que para poder seguir viviendo con nosotros debes explicarnos que sucede. Te vemos en el apartamento a las 7 de la noche. Darío"

A las siete de la noche en punto ya se encontraban Darío, Sofía y Andrea sentados en el comedor. A pesar de que Andrea ya no vivía en el apartamento decidió asistir tanto para persuadir a Flora que contara todo y para pedir a Sofía y a Darío que no fueran tan severos con la chica. -¡¿ Qué pasa con Flora ?!- preguntó Darío un poco desesperado, ya habían pasado quince minutos y la chica aun no llegaba. Los ánimos ya estaban bastante tensos en el comedor, el reloj marcaba las ocho menos quince y no había ni pista de Flora. Intentaron llamarle sin obtener éxito. A las ocho en punto Darío se puso de pie. -No pienso esperar más, tendremos que buscar un nuevo compañero de piso, Flora se va- dijo el chico con determinación. En ese instante la puerta se abrió y Flora apareció en el apartamento.

-Disculpen la tardanza, no podía venir antes, ¿De qué quieren que hablemos?- dijo la chica tomando asiento. -Iré por unas bebidas-  dijo Sofía poniéndose de pie. -Flora, necesitamos saber que sucede contigo, porque tus desapariciones tan repentinas, porque tus constantes llegadas en la madrugada, necesitamos saber que pasa o tendremos que desalojarte- dijo Darío seriamente; el chico se lamentaba hablarle así a Flora, ya que, a pesar de llevar poco tiempo viviendo juntos se habían hecho buenos amigos, sin embargo, Darío creía que si el tema no se hablaba con seriedad no podrían llegar a un acuerdo.

-Está Bien- dijo Flora después de unos minutos de meditarlo. -Les contaré la historia desde el principio- y así la chica comenzó a hablar acerca de su misteriosa vida. -Hace ocho años mi hermana mayor se enamoró perdidamente de un chico, yo veía ami hermana muy feliz, creo que era amor de verdad. Sin embargo, había a alguien que no le parecía esa relación, ese alguien es mi padre. Los meses pasaron y el noviazgo de mi hermana fue mejorando día con día, sucedió lo que tenía que suceder y mi hermana resultó embarazada.- La chica hizo una pausa, sus amigos la miraban con interés.

-Yo fui la primera en saberlo, en ese entonces mi hermana tenía sólo diecisiete años y yo unos trece, prometí que no contaría el secreto, pero no pude hacerlo y le conté a mis padres- los ojos de la chica comenzaron a llenarse de lágrimas. -Yo tuve la culpa de todo, cuando mi papá se enteró, prohibió a mi hermana ver a su novio y un día no muy especial mi hermana escapó y desde entonces no hemos vuelto a saber nada de ella. No sabemos si tuvo a su bebé, no sabemos en donde está, no sabemos siquiera si está sana y salva- Flora secó sus lágrimas y de su bolso sacó una fotografía recortada.

-Esta fue la última foto que tomamos de mi hermana, fue en su fiesta de cumpleaños- El silencio reinó en el comedor todos Sofía y Darío estaban desconcertados, sin embargo aun no comprendían que tenía esa historia que ver con la inestable vida de Flora en el apartamento.

Desde ese día...- continuó relatando Flora -...mi papá nos comenzó a sobreproteger de una manera increíble a mis hermanas, a mi madre y a mí, nos lleva y nos recoge a todos lados a donde vamos, no nos deja salir con nuestros amigos, hasta puso barrotes en nuestras ventanas. Al principio lo comprendía, sabía que haber perdido a su hija mayor era un dolor muy fuerte, y que no soportaría si algo nos pasara. Pero con el paso de los años quise empezar a hacer mi vida, a soltarme de esas cadenas, cosa que no había podido hacer.-

Darío y Sofía se miraron, creían haber comenzado a entender. -Entonces, ¿Tú también escapaste?- preguntó Sofía suavemente. -No- contestó Flora. -Hace unas semanas, me ofrecieron trabajo en un bar como cantante, una oportunidad  única, es un bar muy reconocido y decente. Estaba contenta por la oportunidad que se me presentaba. Para mi fortuna, mi padre recibió una invitación para dirigir una unidad de cardiología fuera del país; el es cardiólogo y aceptó a pesar de tener que dejarnos por varios meses. Así fue como comencé a trabajar en ese Bar, sentía espectacular cuando me aplaudían y me pedían que no parara de cantar. Por fin, mi sueño hecho realidad. Comencé a ganar dinero y Andrea me comentó que estaban buscando quien ocupara la habitación, con mi inmenso deseo de salir de casa y sin que nadie se enterara, llegué a vivir aquí con ustedes. Mi madre y mis hermanas me apoyaron y decidieron guardar mi secreto siempre y  cuando yo regresara cada vez que mi padre viniera a la ciudad a visitarnos y así lo hice. Ahora trabajo con menos frecuencia en el bar, es por ello que suelo llegar muy de madrugada. Y cuando no llego a dormir, es porque paso la noche en mi casa, ya que mi padre está de visita.- 

El silencio volvió a invadir la estancia tras un suspiro Flora finalizó.-Ya conocen mi historia. Espero puedan entenderme y les ruego que por favor no corten mis alas- Sofía y Darío la miraron. -Como lo dije la primera vez que te vi, yo no tengo ningún problema, la habitación es tuya- dijo Sofía tomando la mano de Flora. Darío estaba serio, callado simplemente miraba a la chica. - Y si necesitas algo, no dudes pedirlo, y por favor, avísanos cuando no vayas a llegar- dijo el chico con una sonrisa.

Los secos días de Octubre dieron paso a los primeros días de un frio y lúgubre Noviembre. Ahora era muy común ver a los cuatro chicos juntos en la universidad, desde que Flora había contado su historia los chicos estaban más unidos. -Ni crean que me acercaré a saludarlos- dijo Andrea una mañana que estaban sentados en una banquita del patio principal. La chica se refería a Daniel y a Bianca, quienes estaban sentados un par de banquitas adelante. -Pero si no tiene nada de malo, el es tu ex-novio y ella fue tu compañera en el concierto, mínimo deberías saludarlos de lejos, de nada sirve que hagas como si no existieran, ¿Tengo Razón Flora?- dijo Darío abrazando llamando a Flora con el codo. -Si Andrea, Darío tiene razón no puedes hacer como si no existieran, aunque también te entiendo porque como vas a saludar a tu ex en frente de su novia- aconsejó Flora, como siempre, acertadamente. Los  cuatro chicos rieron y entre Sofía y Darío intentaban acercar a su amiga Andrea a Daniel. Sabían que en el fondo, pero muy en el fondo, Andrea seguía sintiendo algo por su ex-novio.

Esa tarde los cuatro amigos se juntaron a comer en el apartamento, platicaban amenamente sobre como festejarían el cumpleaños de Flora que estaba cerca. -Si me toca cantar en el Bar estoy perdida- dijo la chica. -Claro que no, que mejor manera de festejar que haciendo lo que más te gusta, además obviamente iríamos a verte cantar- propuso Darío. Siguieron platicando hasta que comenzó a anochecer. -Iré a darme un baño y a prepara mis cosas, hoy tengo que ir a cantar- dijo  Flora levantandose de la mesa. Los tres amigos recogían y lavaban los platos mientras platicaban de Daniel y Bianca. Escucharon a lo lejos sonar el teléfono móvil de Flora pero no prestaron atención. -Ya llamaran de nuevo si es una emergencia- dijo Sofía mientras guardaba los vasos limpios en  la alacena. El teléfono sonó otro par de veces pero ahora los chicos no lograron percibirlo. Andrea se marchó a su casa sin poder despedirse de su amiga Flora.

Flora salió del baño y revisó su teléfono, las llamadas perdidas eran de su casa, también había llegado un mensaje de texto, era una de sus hermanas:

"Flora, mi padre llegó de visita sorpresa, lo sabe todo, la abuela le contó sin querer. Va en camino al Apartamento. ¡Escapa!"

La chica tomó su maleta y comenzó a guardar todas sus cosas, tenía que desaparecer para que su padre no la descubriera. Algo la detuvo, se imaginó a su padre sufriendo por no encontrarla, siguió empacando pero sin intenciones de escaparse, no dijo nada a sus amigos y esperó que tocaran a la puerta.

Sofía se encontraba en la estancia haciendo tarea y observó las luces de una patrulla por la ventana, se asomó y percibió que un señor muy molesto iba entrando al edificio. Llamó a sus amigos para que juntos vieran por la ventan lo que sucedía. -¿Qué pasa?- dijo Darío saliendo de su habitación. Sofía se disponía a responder cuando tocaron la puerta estridentemente, parecía que querían derribarla.

-¡¿En Dónde está mi Hija?!- gritó bastante exhaltado el señor. -¡Tú! Muchacho, de seguro tu la enamoraste y la trajiste a este nido de ratas- el señor se abalanzó en contra de Darío. -¡Papá Basta! ¡Él es solo mi compañero de apartamento!- gritó Flora desde el pasillo que daba a las habitaciones. -¡Flora, como te atreves, después de lo que me hizo tu hermana! ¡Ahora mismo vienes conmigo!- el señor estaba completamente fuera de control, jaloneó a Flora del brazo y salió del apartamento sin siquiera tomar las pertenencias de la chica. Sofía y Darío bajaron tras ellos. Flora lloraba amargamente. -Papá me estás lastimando, me iré contigo, ahora suéltame por favor- el padre de Flora no la soltó hasta haberla subido al auto. -Oficial, creo que no fue necesaria su intervención, Gracias por acompañarme- dijo el señor mientras subía a su automóvil.

Darío y Sofía observaron al auto desaparecer de la avenida y a sirena de la patrulla desvanecerse entre los autos. En silencio subieron al apartamento esperando que Flora estuviera bien.



El jilguero y el verde pinzón revoloteaban cantando melancólicamente esa mañana, Flora los miraba recargada en los barrotes de su ventana. La chica lloraba tristemente.Sabía que amaba a su padre y no quería que sufriera nuevamente el mismo dolor. Pero sabía también que lo que más deseaba en todo el mundo era ser tan libre como las aves que alegres le presumían su libertad . Libertad que había perdido la noche anterior, donde sus alas fueron cortadas regresando así a su jaula... Esperen Pronto el capítulo 20...

lunes, agosto 16, 2010

...Una Foto... Capítulo 18: Por Siempremente

Darío abrió la ventana de su habitación. La Mañana sonreía al Despertar, la melodía de las aves al cantar hizo al chico suspirar. A pesar de ser un nublado octubre los colores brillaban más; era digno de disfrutar. El chico pensó que sería de su vida después de la universidad que pronto él y sus amigas terminarían; pero no se preocubaba, no temía por el futuro; disfrutaba el hoy, sería un día perfecto, no habría defecto.



El chico llegó a la universidad y encontró a su novia Corina, justo como habían acordado, la chica lucía natural, pero bella, como siempre. -Feliz Primer Mes- dijo el chico mientras el entregaba una rosa. Acto seguido el chico preparó su cámara. -Señorita, ¿Puede ser mi Musa esta mañana?- la chica sonrió y dijo dulcemente. -Me encantaría, aunque debo confesarle señor fotógrafo, que no suelo sonreír ante las cámaras- El chico ya estaba fotografiándola. -Eso no será mayor problema- Darío continuó fotografiándola por un buen rato. Para el  chico era un momento magnífico, conectarse con su novia a otro nivel, unir su pasión a la fotografía con el inmenso amor hacia Corina. Una fotografía tras otra, todas mostraban lo mismo, después de mucho tiempo buscando, Darío por fin había encontrado a su Musa.

-Es hora de irme a clases, pero no lo olvides, pasaré por ti a las ocho en punto, hasta entonces, recuerda que te amo- dijo el chico tomando sus cosas y dirigiéndose a su salón de clases. Corina estaba bastante nerviosa, sabía que era muy pronto para sentir lo que estaba sintiendo; un mes, hace tan solo un mes había encontrado por casualidad a Darío, y ahora la chica por fin había olvidado a su ex-novio Mauro. Con Darío había sucedido exactamente lo mismo, constantemente encontraba a Isabella en los pasillos de la universidad, sin embargo el chico sólo la saludaba de lejos de vez en cuando.

Por fin el reloj del buró de Corina dio las ocho, como toda mujer, la chica aun no había terminado de arreglarse. Se asomó por la ventana y observó como Darío bajaba del auto de Sofía, llamó inmediatamente a su novio.-Cielo, por favor no entres a la casa, salgo en un momento, mi mamá aun no tolera la idea de que Mauro y yo... Bueno, ya sabes, dame un minuto. Te Amo- la chica aun no le había dicho a su madre que tenía una relación con Darío puesto que Mauro se había ganado el cariño y aprobación absoluta de la familia. Con unos pantalones de mezclilla, una pulcra camisa blanca, zapatillas, collares y el hermoso cabello suelto Corina saludó a su novio. -Hola Amor, gracias por comprender, feliz primer mes- dijo la chica mientras sacaba de su bolsa un álbum de fotos. -Quiero que este álbum lo llenemos con todas nuestras fotografías, con nuestra historia- dijo la chica. Darío abrió el álbum, en la primera hoja estaba la fotografía que se había tomdo con su novia el día del cumpleaños de sofía; su primera foto juntos, como novios.

-Muchas Gracias Corina, es magnífico- dijo el chico y besó dulcemente a su novia. -Sofía me prestó su auto, será más fácil que lleguemos a nuestro destino´, sin embargo tenemos que regresar temprano, será mejor que nos apresuremos- después de decir esto el chico abrió la puerta y ayudó a subir a Corina. Comenzó a conducir hacia un rumbo que la chica desconocía. -¿ A dónde vamos?- preguntó Corina sabiendo que sería difícil que Darío le responiera. - No te preocupes, te llevaré a un lugar muy especial, es a las orillas de la ciudad, es lo punico que te diré. Confía en mi- le respondió el chico al tiempo que daba unas palmaditas en la pierna de la chica.

Después de 40 minutos de conducir el chico detuvo el auto, se encontraban en la carretera, sacó de la cajuela una mochila y una linterna. -Tendremos que caminar un poco, el auto no llega hasta donde vamos- para Corina fue bastante difícil caminar con tacones y entre pasto y rocas, pero Darío la asistió en todo momento. -Creo que debí haberte dicho que trajeras zapatos más cómodos, resiste, falta muy poco- dijo el chico disculpándose.

-Llegamos- dijo el chico tomando a su novia de la mano. No era para nada lo que Corina se había imaginado. A pesar de estar a escasos metros de la carretera, el mundo parecía haber desaparecido, se encontraban en medio de árboles,hierba, piedras y tierra. Había una pequeña muralla de piedras que dividía el lugar donde estaban del oscuro y profundo bosque. -Se que no es lo que esperabas- dijo el chico -pero este lugar es mágico, mira la vista- la chica no se había percatado de la hermosa vista. Desde ese lugar podía verse la ciudad entera. La muralla, el sonido del viento y los miles de diminutos foquitos eran lo único que acompañaban a la pareja.

-Descubrí este lugar un día que tenía que tomar una fotografía de la ciudad, creo que es fantástico, quería compartirlo contigo, porque quiero que este sitio sea tan mio como tuyo, quiero que sea nuestro lugar- dijo Darío mientras sacaba de la mochila un par  de velas, una botella de vino y su cámara fotográfica. Corina miraba enternecida a su novio, por un momento creyó que su Darío había organizado la peor celebración de "Primer Mes de Novios" en el mundo, pero al escucharlo cambio por completo su percepción de las cosas.

-Me Encanta, es lo mejor que me pudiste haber regalado.Darío te Amo, amo como día con día me haces descubrir lo simple que es ser feliz, amo disfrutar los aromas y los sabores junto a tí, amo que en tan poco tiempo hayas entrado en lo más profundo de mi corazón, amo como perfectamente hiciste el día de hoy. Darío te Amo- el chico volteó a ver a su novia y la tomó de las manos.

-Corina, yo jamás había creído en las almas gemelas y cuando te conocí comprobé que estaba en un error, agradezco al cielo estar contigo, estar tan cerca de tu corazón, cada día contigo es un regalo sorprendente, eres mi mejor mitad, tienes ese algo que te hace diferente y cuando estás conmigo, hasta de mí me olvido y lo único que quiero es estar contigo por Siempremente.- dijo el Darío desde lo más profundo de su corazón.





-¿Por Siempremente? ¿Eso Existe?- preguntó Corina contrariada. -No lo sé, sólo se que Por Siempremente quiero estar contigo y que yo también te amo- respondió el chico y se acercó al rostro de Corina, como siempre, era perfecto ver sus ojos, rozar sus labios, oler su perfume. Hubo un beso, seguido de otro, otro y otro más...

-¿Sabes?- dijo Darío mientras servía el vino. -Dime Cielo- le respondió Corina. - Soy tan feliz que mi felicidad irradia como la luz de la ciudad, y tu Corina, eres la electricidad que hace que eso sea posible, eres mi motor, Mi Musa- diciendo esto el chico entregó la copa de vino a su novia.

Platicaron por un par de horas, tomaron fotografías del bello lugar, de ellos y de ellos en el bello lugar. Se amaban, pero se amaban mirándose, besándose, acariciándose, abrazándose. Las velas estaban por consumirse y la noche comenzó a enfriar. La pareja se encontraba recostada en una cobija que Darío había tendido en el piso, el chico miró su reloj y vio que pasaba de la media noche. Sacó de su bolsillo una cajita y volteó a ver a Corina. -Te traje esto, es un anillo de compromiso, pero antes de que lo aceptes quiero que me escuches bien, al decir que es un anillo de compromiso no estoy buscando que nos casemos en dos meses; es más ni en mis planes está casarme, este anillo es para sellar un compromiso diferente. Yo Darío me comprometo a amarte, a recordarte y a estar contigo Por Siempremente, quiero que sepas que pase lo que pase siempre serás mi alma gemela.- mientras decía estas palabras el chico puso el anillo en uno de los dedos de Corina. La chica se asustó cuando escuchó las palabras "Anillo de Compromiso", sin embargo, Darío la sorprendió de nuevo, y cuando terminó de escuchar al chico se convenció de que el también era su alma gemela. -Darío, acepto tu compromiso, comprometiéndome yo también a Amarte, recordarte y estar contigo Por Siempremente.- el corazón de Corina habló una vez más y la pareja se besó apasionadamente.

-Es Hora de irnos- dijo Darío unos minutos después. Entre los dos recogieron  las cosas, el chico tomó a Corina de la mano y ayudó a su novia a caminar por el irregular terreno. Subieron al auto aun tomados de la mano. Llegaron a casa de Corina y se despidieron en la puerta. -Gracias por este primer mes, espero sean muchísimos como este. Te Amo- dijo la chica besando dulcemente a Darío.

El chico tomó camino hacia el apartamento no sin antes mandar un mensaje de texto a sus amigas Sofía y Andrea. El mensaje podía leerse:

"Todo salió perfecto, mejor de lo que esperaba. Voy camino al Apartamento. Les aseguro que fue la mejor noche de mi vida."

Todo el camino de regreso el chico pensó en Corina, en su perfume, su cabello, sus labios, sus besos, sus manos, su voz, su peculiar risita. Ignoraba lo que pasaría mañana, dentro de cinco meses o dentro de diez años. Lo único que sabía es que él y Corina estarían juntos Por Siempremente... Esperen Pronto el Capítulo 19...

NOTA: Mi inspiración y guía para este capítulo fue simplemente una canción del mismo nombre [+]